Riazor ha agotado su paciencia y ha despedido al equipo con una tremenda pitada por su incapacidad para enderezar el rumbo en el Grupo I de Primera RFEF, tercera categoría del fútbol español. Y es que el Deportivo volvió a las andadas este domingo y no pasó del empate a un tanto con el Osasuna Promesas, lo que confirma el frenazo a lo que parecía una reacción tras tres victorias en cuatro partidos.Sin embargo, los blanquiazules encadenan dos empates seguidos y en los últimos cuatro encuentros únicamente ha conseguido un triunfo, lo que le sitúa en la undécima plaza con 19 puntos, a la misma distancia de los puestos de promoción de ascenso que del descenso, a siete.
Una vez más, mostró escasos recursos ante un rival que marcha por debajo en la tabla, pero que se adelantó en el marcador por medio de Yoldi a los 20 minutos. Villares logró empatar a la media hora, pero después el Dépor se estrelló contra el muro rojillo y, de nuevo, exhibió una preocupante falta de pegada.
#[relacionada;multiple;[proveedor:0;id:432671,433811,434517]]Al final del choque, la afición del Deportivo estalló y le echó una tremenda bronca al equipo con una pitada descomunal fruto del descontento de una hinchada que ya apunta hacia el técnico, Imanol Idiakez, pues el proyecto se aleja del objetivo de volver a Segunda como paso previo a su soñada vuelta a la elite.El propio técnico habló en sala de prensa del sonoro enfado y también de su situación al frente del Deportivo. "Estamos en deuda con la gente, con nuestra afición. No cabe duda. Sabemos cuál es el objetivo, la afición que tenemos, récord de socios, cómo vienen, cómo nos animan… No están contentos y nosotros tampoco lo estamos. Hay que ponerse a currar y así funciona", aseguró Idiakez, que añadió: "A la afición le tenemos que dar nosotros. Está inmaculada, es espectacular. Estamos en Primera Federación y no cumplimos objetivos. Tenemos que seguir. Estamos en noviembre y no se ha resuelto nada para bien ni para mal".
Además, fue preguntado si aún siente la confianza de la directiva, ahora que las miradas empiezan a volverse contra el banquillo. "No me ha dado tiempo aún, es todo muy rápido. Nos saludamos con los jugadores, pero no hemos hablado. Lo que está en mi mano es mañana levantarme e ir a Abegondo. Estamos haciéndolo lo mejor que podemos. Estamos dando lo todo, deseando que salga bien, entendemos que no está saliendo, pero estoy convencido de que le vamos a dar la vuelta y que en mayo y junio estos malos ratos se quedan en anécdota". Este empate le ha dejado en el alambre.