El resultado final lo determina absolutamente todo. Cambia la perspectiva y provoca que se destaque que el Sevilla lo apostó todo a resistir ante el vendaval ofensivo del Villarreal por encima de que lució pegada y que se ha convertido en un equipo prácticamente imposible de tumbar.
También ensombrece el acierto de En-Nesyri, la solidez atrás ante el empuje local y pone el punto de mira en que los nervionenses renunciaron básicamente al balón y defendieron en su área por el agujero en la medular.
El gol de Sorloth en la última acción (3-2) dejó al Sevilla sin premio y con la sensación de que era insostenible aguantar todo el partido, aunque realmente lo acarició por el espíritu guerrero que le ha imprimido Quique, que aun perdiendo sigue pidiendo su continuidad a gritos.
Sorpresa en el once
Así las cosas, el técnico sevillista sorprendió con el sustituto del sancionado Badé, pues en lugar de apostar nuevamente por una reconversión, le ofreció la oportunidad de inicio a Nianzou como acompañante de Sergio Ramos y Kike Salas en el centro de la zaga. Además, aprovechó el regreso de Suso para situarlo en la sala de máquinas para aportar la creatividad, mientras que en ataque adelantó al comodín Ocampos para formar el ataque con En-Nesyri sin trastocar su sistema habitual.
Con estas piezas, los nervionenses no renunciaron al balón en el inicio, volcado especialmente en las arrancadas de Acuña, pero fue el Villarreal, el único con un objetivo en juego, aunque remoto, el que tomó la iniciativa con circulación rápida o balones a la espalda, logrando poco a poco hundir al Sevilla en sus dominios y generar ocasiones.
Así, en el minuto 10', Guedes rompió la línea y entró solo en el área, pero se equivocó en el pase de la muerte. Justo después, en pleno asedio amarillo, Sorloth dispuso de una oportunidad clamorosa al cabecear libre de marca en una posición propicia, y Nyland destuvo un disparo raso. Los de Quique trataron de subir la presión para sacudirse el dominio, pero el Villarreal la superaba sin problemas y se plantaba con facilidad en los aledaños del noruego, que vio en el 16' como un remate de Cuenca se marchaba arriba.
No obstante, los hispalenses, muy intensos y concentrado atrás, resistieron el empuje y a los 20 minutos lograron estirarse para llegar al área local y pedir penalti por una acción entre Agoumé y Sorloth que fue revisada por el VAR. Suso trataba de aparecer para que las posesiones sevillistas no resultaran tan fugaces y precisamente el gaditano fue protagonista al cabecear un centro de Jesús Navas que impactó en el brazo de Femenía. El árbitro señaló el punto de penalti de inmediato y En-Nesyri lo transformó con un lanzamiento al palo.
1-0 en el 26' y caño inmediato del marroquí en un gesto maravilloso que calentó el ambiente de La Cerámica, contrariado por la efectividad de los visitantes. No obstante, no tardó en reaccionar el Villarreal, con un centro medido de Cuenca que esta vez sí mandó a la red Sorloth, maximizando que el Sevilla estaba con uno menos al ser atendido En-Nesyri en la banda.
Tocaba resistir de nuevo ante la inercia amarilla, pero ahora los de Quique también replicaban, como hizo Ocampos con un intento de remate acrobático, preludio del segundo golpe nervionense. Y es que Navas percutió de nuevo por la derecha y la colgó al área para que En-Nesiry conquistara el cielo y adelantara de nuevo al Sevilla. 1-2. Y al descanso tras una primera parte en la que el Sevilla aguantó y pegó siemrpe que pudo, y el Villarreal perdió en el último momento por lesión a Coquelin.
La segunda parte arrancó con un doble aviso del Villarreal, primero con un mano a mano de Baena que salvó Nyland con su habitual intervención clave y segundo, con otro remate de Baena que se marchó fuera. Después Sergio Ramos tuvo que corregir un error de Nianzou y Cuenca tuvo el empate. Un vendaval que el Sevilla capeaba como podía, con el centro del campo perdido y espacios por donde percutía el cuadro local.
Claro que a su espalda le ofrecía mucho metros al Sevilla para correr y una contra de Acuña sirvió de advertencia y para frenar el acoso de los locales, con monopolio del balón, pero sin el impacto de los primeros minutos de la reanudación más allá de una acción de Guedes malograda por Nyland.
Sin embargo, los de Quique naufrabagan con el balón y el control correspondía en absoluto a los anfitriones, que se instalaron en las proximidades del área sevillista y acariciaron el empate con un disparo de Sorloth desde la frontal, como reflejo de que tanto dominio se podría concretar en las tablas, pero también de que el muro levantado por el Sevilla al borde del área forzaba a los amarillos a probar fortuna desde lejos.
Muralla que ofreció una fisura en el 83', cuando se no se tapó un centro desde la izquierda de Terrats y se permitió rematar en boca de gol a Mosquera para establecer el empate. Un golpe que no acusó el Sevilla en absoluto, pues respondió de inmediato con un cabezazo al palo de En Nesyri y un remate de Lukebakio desviado por Jorgensen. Además, el árbitro señaló penalti por supuestas manos de Capoué, si bien el VAR le corregió y dio marcha atrás.
Acto seguido el árbitro anuló un tanto de Terrats por fuera de juego, pero el Villarreal no había dicho la última palabra y en una acción postrera con el tiempo de alargue prácticamente cumplido Baena se marchó de Agoumé para centrar y encontrar el cabezazo a la red de Sorloth tras ganarle la partida a Kike Salas.
3-2 y pitido final para dejar en nada el prolongado ejercicio de resistencia de un Sevilla que tuvo pegada, pero que arriesgó demasiado al hundirse atrás y regalar el balón, lo que lo terminó pagando cuando ya acariciaba su sexta jornada como invicto