Si antes del invento del VAR los jugadores ya se excedían en sus protestas dentro del campo por las decisiones arbitrales, desde que existe el videoarbitraje estas ya comienzan a desesperar. Por ello, los responsables del fútbol y sus normas están dándoles vuelta a la cabeza constantemente para hacerle la vida más fácil al árbitro y, con ello, favorecer el espectáculo.
Y aunque pueda chocar al principio, la última norma que ha visto la luz podría ser muy bien acogida por los entrenadores, quienes en más de una ocasión han tenido que calmar los ánimos de sus jugadores para que se centren más en los conceptos técnicos-tácticos que en la polémica arbitral.
Así y tras una reciente reunión de la IFAB, el organismo que se encarga de definir las reglas del fútbol, ha puesto en práctica una idea revolucionaria ipara reforzar a los jueces de la contienda. En primer lugar, se ha propuesto que en determinadas situaciones, al igual que ocurre en el rugby, sean los capitanes de cada equipo los únicos autorizados a dirigirse al árbitro para hablar sobre una acción determinada.
Pero, además, según The Times, la norma va más allá. Al igual que ocurre en los colegios cuando los más pequeños se comportan mal en clase, existe la posibilidad de mandar a un futbolista al 'rincón de pensar'. La nueva norma consiste en obligar a que el jugador que proteste demasiado salga del campo durante diez minutos para que, una vez calmada, vuelva a entrar en el terreno de juego.
Así, serían muchas las expulsiones definitivas que se ahorrarían los equipos y menos los partidos que quedarían condicionados por las protestas. De llevarse a cabe en la elite, recordaría a las expulsiones que se aplican en el waterpolo y el balonmano, si bien en dichas disciplinas no se producen por protestar.
Según el citado medio, esta medida de los 10 minutos ya se está utilizando en el fútbol base inglés y los incidentes están disminuyendo y el juego no sufre tantos parones: "Los jugadores que se acercan (a los árbitros) de manera agresiva simplemente no pueden ser tolerados por más tiempo. Si el capitán pudiera acercarse al árbitro, después podría explicar a sus compañeros lo sucedido. Esto ha funcionado bien en otros deportes como el rugby y el baloncesto", explicó Lukas Brud, director ejecutivo de IFAB a The Times.
La norma, sobre todo, está pensada para que ninguno utilice el hecho de no tener ninguna cartulina amarilla, como el caso de los porteros, para forzarla y añadirle algunos segundos al reloj en la recta final del partido.