El encuentro entre Cádiz y Real Sociedad dejó algunas acciones polémicas, si bien el gallego Ignacio Iglesias Villanueva, auxiliado en el VAR por el madrileño Pizarro Gómez, llevó en líneas generales bien un partido que acabó con un empate sin goles que se antoja suficiente para ambos en las luchas por sus respectivos objetivos.
Nada más comenzar, a los dos minutos de juego, el Nuevo Mirandilla fue un clamor al pedir penalti por manos de Le Normand. El conjunto amarillo colgó una falta lateral al área donostiarra y el central txuri urdin despejó con la cabeza, si bien el balón rozó posteriormente en su mano. Una acción involuntaria que el colegiado no estimó pese a las protestas locales.
Más tímidas fueron las reclamaciones de la Real Sociedad en el minuto 12. También tras el saque de una falta, esta vez sobre el área cadista, Mikel Merino se quejó de un empujón, aunque al igual que en la acción anterior, el árbitro no vio nada punible y desde la sala VOR tampoco le indicaron lo contrario. Y es que, de existir, el contacto fue mínimo e insuficiente para hacer caer al centrocampista internacional.
Superada la media hora, además, la afición del Cádiz volvió a mostrar su descontento después de que Iglesias Villanueva no le mostrase la amarilla a Brais Méndez en una falta sobre Maxi Gómez en la que bien mereció ser amonestado, al dejarle la rodilla, más si cabe después de que apenas dos minutos antes sí viese la cartulina Alejo, que además es la décima de la temporada y acarrea un partido de suspensión.
Ya tras el descanso, fue la Real Sociedad la que pidió mayor castigo para el propio Alejo por un manotazo en la cara sobre Brais Méndez en el minuto 52, aunque el golpe pareció fortuito tras un salto en la pugna por un balón.
Pero el partido se calentaría de nuevo en su recta final. Con los amarillos buscando el gol de una victoria que se les resiste desde hace muchas jornadas, Chris Ramos cayó en el área tras un centro de Lucas Pires y el Nuevo Mirandilla se encendió, pero el forcejeo no pareció suficiente para pitar penalti.
La acción continuó y acabó con una amarilla a Rubén Alcaraz por un agarrón sobre Kubo y otra para Remiro por protestar, subiendo de revoluciones un choque con muchas acciones protestadas por uno y otro bando, si bien ninguno tiene motivos reales para sentirse perjudicado por el arbitraje.