Quique Sánchez Flores ha sido el último técnico destituido de Primera División. Solo quedan 7 jornadas para el final de liga (8 partidos para los equipos que juegan esta tarde) y aprieta el nerviosismo en todos los clubes que se están jugando el descenso. Hace solo unas semanas fue el Espanyol el que despidió a Diego Martínez buscando aire fresco con Luis García y antes fueron otros equipos. Porque hasta siete de los últimos nueve clasificados han destituido a sus entrenadores. Aunque hay casos diferentes, por ejemplo el Sevilla esperaba estar en una zona mucho más alta, mientras el Elche lleva toda la temporada colista y va por su cuarto entrenador.
Cádiz y Almería son los dos únicos clubes que han mantenido a sus técnicos. Ambos han llegado a estar en puestos de descenso y aunque ahora estén fuera (el Cádiz podría acabar dentro la jornada) lo normal es que sufran hasta final de temporada. Tanto Sergio González como Rubi siguen en sus banquillos y trabajando para conseguir el objetivo final de la salvación. La situación del equipo gaditano es más entendible, siempre han trabajado de una forma continuista y la situación económica es de las más débiles de Primera, pero llama más la atención el caso del equipo almeriense. Desde que el jeque Turki Al Sheikh compró al club no ha tenido mucha paciencia con los entrenadores. En cambio el técnico catalán lleva dos temporadas en el Almería.
Hay equipos a los que cambiar de entrenador les ha venido muy bien, ha funcionado. Son los casos de Celta y Sevilla, a los que salvo hecatombe mayúscula se les considera fuera de la pelea por el descenso. También ha cambiado mucho el Valladolid. Sorprendió la destitución de Pacheta aunque estuviesen en mala racha, pero desde que llegó Pezzolano al banquillo de Zorrilla han sumado siete puntos de nueve posibles y miran al descenso con cinco puntos de ventaja. Una distancia que se mantendría si empatan con el Valencia esta tarde y que se reduciría a cuatro puntos si perdiesen. Si conquistan Mestalla tendrán casi sellada la permanencia.
Tanto a Valencia como a Espanyol no les ha cambiado mucho la vida desde que llegaron los nuevos entrenadores. Los valencianos desde la llegada de Rubén Baraja tuvieron varios partidos buenos en casa, pero volvieron a entrar en una mala racha hasta que vencieron en Elche. Si ganan al Valladolid le habrán dado la vuelta a la situación, al menos por ahora, y saldrán de puestos de descenso. En el lado 'perico' está la parte 'positiva' de haber vuelto a sumar contra el Cádiz tras seis derrotas seguidas, aunque tras dar dos palos se quedaron la sensación de haber dejado escapar la victoria. Ese fue el primer punto con Luis García en el banquillo tras tres partidos. Esta tarde tienen otro encuentro vital en La Cerámica, en este momento están a tres puntos de salir del descenso. El Getafe ha sido el último en probar el cambio en su banquillo y el fin de semana visita a los catalanes.