La noticia cayó sobre los corazones oviedistas como una lluvia de ilusión. En las redes sociales y los grupos de WhatsApp de los apasionados seguidores del equipo carbayón, la palabra "ilusión" resonaba con fuerza. Era un anhelo largamente esperado que finalmente se convertía en realidad.
La historia de Santi Cazorla es la de la perseverancia y el amor por el fútbol. En 2017, enfrentándose a una lesión que parecía insuperable, Cazorla buscó refugio en Salamanca. Allí, rodeado de personas en las que confiaba, se embarcó en una audaz aventura: volver a jugar al fútbol. Con ocho intervenciones en su tendón de Aquiles derecho y una bacteria que había devorado una porción de este, las perspectivas eran sombrías. "Sería un logro si vuelves a caminar", le habían dicho. Pero Cazorla nunca dejó de creer. Durante aquel tiempo en Salamanca, su estado de WhatsApp proclamaba un lema: "Volveré". La determinación y la fe que lo guiaron en esa lucha reflejaban los valores que también habían sido fundamentales en su equipo del alma, el Real Oviedo.
La elección de Cazorla de regresar al Oviedo es un acto de pasión y amor por sus raíces. A pesar de que ya había dejado una marca imborrable en el fútbol internacional, podría haber optado por seguir acumulando éxitos en lugares lejanos como Qatar. Sin embargo, eligió el camino del corazón, un regreso a su tierra natal, un gesto romántico y valiente en una era donde las decisiones suelen guiarse por lo económico. Cazorla estaba cumpliendo un sueño que había acariciado desde la grada del antiguo Carlos Tartiere, donde observaba maravillado a figuras como Prosi, Joka o Iván Ania. En aquel entonces, el Oviedo era un equipo matagigantes que desafiaba a los gigantes Madrid y Barça en su propio terreno. Ahora, el niño que soñaba en las gradas estaba a punto de vivir su sueño en carne propia.
El regreso de Santi Cazorla al Oviedo marca el cuarto capítulo de una historia de retornos esperados desde el descenso del equipo en 2003. Esteban, Michu y Saúl Berjón ya habían marcado el camino, y ahora Cazorla continúa esa tradición. El oviedismo sueña con un regreso completo, y la posibilidad de que Juan Mata, campeón del mundo y de Europa, complete el repóquer de regresos anhelados se vislumbra en el horizonte.
Mata, con 35 años y una carrera llena de logros, enfrenta un momento crucial en su carrera. Después de una temporada en el Galatasaray, en la que demostró su calidad con goles y asistencias, ahora tiene la oportunidad de decidir su próximo destino. Las especulaciones lo vinculan a equipos de Primera División como el Betis, el Sevilla e incluso un posible retorno al Valencia. La esperanza del oviedismo de ver a Mata enfundado en la camiseta azul se ha avivado, alimentada por el regreso de Cazorla y la idea de que los sueños realmente pueden hacerse realidad.
La historia de Santi Cazorla y su regreso al Oviedo encarna el espíritu de lucha, la pasión y la conexión con las raíces que definen al fútbol como algo más que un juego. Es una historia de inspiración y valentía, que muestra cómo la determinación puede superar las adversidades más desafiantes. Para los seguidores del Oviedo y los amantes del fútbol en general, el regreso de Cazorla es un recordatorio de que las historias de éxito y superación pueden escribirse en los lugares más inesperados, uniendo a jugadores, equipos y comunidades en un vínculo indestructible de pasión y esperanza.