El jugador que pasó un mes comiendo bollos y jugando al ordenador

El central Alejandro Arribas se sincera en una reciente entrevista sobre los altibajos que sufrió su carrera. Jugó en el Rayo, Osasuna, Sevilla, Deportivo, Oviedo, además de experiencias en el extranjero

El jugador que pasó un mes comiendo bollos y jugando al ordenador
Alejandro Arribas, jugador de fútbol - Cordon Press
Manuel PedreroManuel Pedrero 3 min lectura

A sus 35 años, Alejandro Arribas es agente libre después de finalizar su contrato con el Kalamata, equipo de la Segunda división griega. Un jugador con experiencia consumada en nuestro país. Disputó 172 encuentros en Primera y 105 en la categoría de plata. A nivel de títulos, consiguió una Europa League en 2015 con el Sevilla FC. Ahora repasa su trayectoria y se sincera sobre los altibajos que sufren los futbolistas profesionales durantes sus carreras.

En 2019, Arribas regresó a España para jugar con el Oviedo en Segunda tras hacerlo previamente en Pumas (México). Una fase complicada en lo personal y también para el club, que sufrió para mantener la categoría. Su llegada a Asturias no la recuerda con especial agrado: "El año de mi llegada al Oviedo fue una ruina para mí mentalmente. Me decía que qué hacía en Segunda, que yo tenía que jugar en Primera. Cada vez que jugaba era un desastre, me pasaban por todos lados. No tenía ganas ni hambre. Sergio Egea, que era amigo, me tuvo que quitar. Era un desastre", dijo en Offsiders.

La pandemia del COVID, su salvación

En marzo de 2020, el mundo quedó paralizado por la pandemia del Coronavirus. Un 'milagro' para Alejandro Arribas, según cuenta: "Cuando llegó Ziganda me dejó sin convocar el primer partido... Perdimos y sancionan a Grippo. Y Ziganda me dice: no tengo otro, vas a jugar. Y lo hice bien". Y detalla cómo le afectó para bien la interrupción de la competición: "Con el parón por el covid fue como si me viniera a ver Dios: lo mejor que me pudo pasar. Estuve un mes entero comiendo bollos y jugando al ordenador con mis colegas. Te lo juro. Pero también trabajé mucho la mente, porque todo me parecía mal y una ruina. El segundo mes me situé donde tenía que estar. Ya entrené con cinta de correr y cuando volvimos de la pandemia jugué los diez partidos a 'full'", dejó claro.

Explicó qué le llevó a cambiar y mejorar: "En la pandemia hacíamos 'Zoom' con los compañeros y yo notaba que no me tenían el respeto que me merecía por dónde había jugado. Me los tenía que ganar. No voy a decir que me daba vergüenza ir a entrenar, pero notaba que me veían como si estuviera retirado. Y en esos diez partidos que jugamos después de la pandemia me los acabé ganando. Y luego al año siguiente me eligieron capitán", finalizó.