La temporada de CA Osasuna está siendo tranquila. Lejos de los apuros vividos por otras entidades, el único momento de nerviosismo llegó en el pasado mercado de invierno cuando el Real Betis fichó al Chimy Ávila. En Pamplona no gustaron las formas de su representante y así lo hizo saber en rueda de prensa Braulio Vázquez, director deportivo de la entidad, quien se mostró realmente vehemente en sus declaraciones. En cualquier caso, no pasó de anécdota, ya que el equipo nunca ha abandonado la zona templada de LaLiga EA Sports, e incluso ha llegado a coquetear con alcanzar puestos europeos. Pero claro, aquí hablamos de términos generales y no de lo que sucede individualmente con cada pieza; y sí justo aquí entran en juego Pablo Ibáñez y Jagoba Arrasate.
Pablo Ibáñez, autor de aquel mítico gol en San Mamés que metió a los rojillos en la final de la Copa del Rey de 2023, ha estado viviendo una campaña de altibajos a la que se suma el hecho de que su contrato concluía el 30 de junio de 2024. Aunque Arrasate siempre le ha tenido en consideración, no es menos cierto que llevaba bastante tiempo sin contar con él. Para ser exactos, hasta que jugó en Vallecas este fin de semana no lo hacía desde el 4 de febrero. ¿Y por qué era tan importante volver a saltar al césped? Porque su futuro dependía e ello.
Antes de enfrentarse al Rayo Vallecano, Ibáñez acumula 19 partidos en la presente temporada; es decir, estaba a 45 minutos de que se activase su renovación automática. El entrenador era consciente de ello y habló con el futbolista de 25 años para comunicarle que se iba a quedar en Osasuna al menos un año más, ya que iba a jugar más partidos –como así ha sido–. "Espero estar aquí más tiempo. Jagoba me dijo que estuviera tranquilo, que estaba entrenando bien y que iba a tener mis partidos. Yo voy a seguir trabajando para terminar bien la temporada. Se ha hecho esperar demasiado, en lo personal estoy muy contento por sumar partidos y temporadas", expresa en declaraciones recogidas por Diario de Navarra.
Pablo se queda, pero Jagoba no. Desde hace tiempo se ha dado por segura su partida a final de temporada –ha sonado con fuerza para el Sevilla FC– e Ibáñez tiene claro que deben plantearse cada uno de los partidos que restan como un homenaje a su gran labor en estos años. "Aunque afecte un poco hay que olvidarse y dedicarle victorias por todo el trabajo que ha hecho en el club. La de Vallecas fue una derrota dura. Hemos llevado el plan de partido correcto, hemos ido ganando al descanso, hemos apretado bien, apenas habíamos sufrido. Hemos acusado el cansancio y se nos ha escapado en dos tiros", lamenta.
Aunque club y jugador ya saben que seguirán vinculados hasta 2025, tal realidad no cierra la puerta a una pronta negociación. La idea de ambas partes apunta a cerrar un acuerdo por más años y con unas nuevas condiciones, las cuales darían más peso en el equipo a Ibáñez. En cualquier caso, Osasuna tiene otras tareas pendientes como la posible renovación de Rubén García, único futbolista del plantel que termina contrato en junio.