Osasuna está centrado ahora en su cita de Supercopa de España ante el FC Barcelona, una competición que ya se saldó con la victoria del Real Madrid en la primera semifinal ante el Atlético de Madrid. Quien venza entre rojillos y culés este 11 de enero del 2024, disputará la final contra el conjunto blanco. Es por ello por lo que los diferentes protagonistas están gozando de más actualidad que nunca y algunos de ellos aprovechan su posición para tratar dejar su punto de vista sobre temas trascendentales en el fútbol y en la vida en general. Y por ello, en muchas ocasiones, aunque sea por fines nobles, son muy criticados. Sucedió con Toni Kroos, precisamente, que se llevó grandes abucheos desde las gradas en Riad cada vez que cogía el esférico por haber criticado la situación del fútbol en Arabia. Y también ha sido muy criticado el protagonista de esta historia, Rubén García.
El jugador de Osasuna siempre suele estar en el centro de la diana de las causas sociales y las críticas hacia su persona vienen por la politización que se ha dado en muchos aspectos. Lo que nunca debe estar cuestionado son los derechos humanos, por los que siempre se debería pelear. Y así lo hace el futbolista que incluso viajó a Polonia ayudar a refugiados de Ucrania por la guerra a llegar a Pamplona, con permiso de Jagoba Arrasate, así mismo lo reconoce en una reciente entrevista con ABC antes de disputar la semifinal de la Supercopa.
Además de hablar de fútbol, la entrevista es toda una confesión de su punto de vista en muchos aspectos sociales, de la vida general y del fútbol. Un perfil distinto de futbolista, que no se centra sólo en lo deportivo: él quiere sentirse también útil y es conocedor de que la plataforma en la que está, la del fútbol, es también una herramienta que si se utiliza bien puede servir a mejorar el mundo en el que vive. "Muchos futbolistas no son conscientes de la capacidad que tienen de ayudar a nivel social", resalta en la entrevista. Firme defensor del feminismo, donde considera que los hombre son clave para mejorar en la igualdad, o de los derechos LGBT, un tema que le toca muy de cerca pues su hermano es homosexual.
En un mundo tan masculinizado como el fútbol, es difícil que un jugador se arriesgue a salir del armario. Es más sencillo en el universo del fútbol femenino: "De verdad, me explota la cabeza que no se normalice que a un hombre le guste otro hombre. Le diría más. Me sorprende negativamente que compañeros no hablen de esto. Podíamos dar un pasito adelante", dice. El problema, reconoce, es el "miedo". Y lo explica del siguiente modo: "El fútbol se asocia a macho, masculinidad, fuerza… Supongo que los homosexuales sentirán miedo y el qué dirán si digo que me gustan los hombres. Si a mí un compañero me dice que es homosexual, pues encantado. Pero hay compañeros que me han dicho que no sabrían qué hacer en el vestuario si sucede algo así. Pero, ¿en qué mundo vivimos? Hay que normalizar esto".
Un mensaje impactante, aunque impacta más el siguiente, pues da muestra de la complejidad de un asunto que puede no tener solución por el arraigo existente en la mente de muchos. Él mismo entiende que tengan ese temor los compañeros perteneciente al colectivo LGBT a decir lo que son y lo que sienten: "En un ámbito masculinizado como el fútbol, me pongo en el lugar del futbolista que puede ser homosexual y es difícil. Desde mi posición es fácil decir que sí lo diría, pero yo creo que sería muy positivo que un futbolista homosexual lo dijera. Claro, también es cierto que le puede afectar, porque hay mucha gente que aún no acepta esto. El mundo del fútbol es un mundo retrógrado e, incluso, recibiría mensajes negativos e insultos. Entiendo que tengan miedo", zanja al respecto.