El Mallorca se encuentra en una situación extremadamente delicada, inmerso en una sequía de triunfos tremendamente preocupante y al borde de los puestos de descenso, con solo 11 puntos en su haber. Y es que los baleares no ganan desde el pasado 16 de septiembre, hace dos meses y medio, cuando se impusieron al Celta. Desde entonces, solo han sumando seis puntos de 30 posibles y Son Moix estalló ayer tras el empate sin goles ante un rival directo como el Alavés.
Confirmado el 0-0 con el pitido final, la afición despidió al equipo con una sonora pitada, dirigida en gran parte a Javier Aguirre, reflejo del divorcio total entre la grada y el entrenador mexicano, pues a los malos resultados se suma que las sensaciones distan de ser buenas.
En su mayor parte, la hinchada bermellona reclama un cambio en el banquillo, pero la directiva parece hacho oídos sordos a su protesta y, según fuentes consultadas por este diario, a día de hoy no habría intención en la directiva del Mallorca de destituir de inmediato al azteca, aunque en el fútbol no se pueden descartar movimientos exprés que cambien la situación de un momento a otro.
Por ahora, no ha habido momento oficiales a pesar de que no existe unanimidad dentro de la cúpula sobre la idoneidad de prorrogar la confianza en el Vasco Aguirre a tenor de la marcha del equipo. A priori, se sentará en el partido de Copa que disputa el miércoles ante el Valle de Agüés y también en la cita del sábado contra un Sevilla también muy tocado y con el entrenador igualmente cuestionado. Quizás, otra jornada sin ganar en casa podría ser la gota que colmara el vaso, si bien la directiva del Mallorca ha demostrado en otras ocasiones tener mucha paciencia.
No en vano, en la 21/22 mantuvo a Luis García Plaza hasta la jornada 29 a pesar de que el equipo había entrado en barrena y necesitó que perdiera diez partidos de los últimos 12 para tomar una decisión definitiva. Ahora, la situación es dramática, con la afición en contra y una caída libre que no cesa.
Javier Aguirre reconoció después del empate que, obviamente, se halla en el centro del huracán, pero que se encuentra con fuerzas para revertir la situación, aunque no depende de él. "No es fácil estar como estamos, pero no bajamos los brazos. Seguiré aquí hasta que me lo permitan. Yo estoy bien, nos faltan unos puntos más", indicó el mexicano, cuyo Mallorca ha firmado su peor racha histórica sin ganar como local en siete de las catorce jornadas disputadas hasta ahora.