El Real Mallorca se ha encontrado con un fichaje inesperado en este tramo final de LaLiga EA Sports. Justo cuando la situación se pone más complicada y resultados están cerca de ser decisivos, el equipo de Jagoba Arrasate encuentra en el banco de suplentes un arma que les puede ayudar a tumbar a los rivales que se encuentran, como los bermellones, apurando sus opciones para llegar a Europa.
Esa arma se llama Takuma Asano. El extremo japonés ha encontrado en este mes de febrero la regularidad y en el encuentro ante el Deportivo Alavés dio una gran muestra de lo que es capaz de hacer sobre el terreno de juego. El dorsal 11 del Mallorca firmó un gran tanto en el minuto 9 del partido ante los babazorros que dejó boquiabiertos a los allí presentes. Tras un potente saque de banda de Pablo Maffeo, el balón cayó rechazado al borde del área y el japonés no lo dudó. El esférico llegaba a su pierna buena, a media altura, y la solución solo podía ser una: la volea. El exjugador del Bochum alemán mandó el balón a la escuadra izquierda la meta defendida por Sivera, haciendo uno de los goles de la jornada.
De esta forma, Asano se reivindica y devuelve a Jagoba Arrasate la confianza que viene depositando en él. Lleva tres encuentros consecutivos en el once inicial: Las palmas, Sevilla, ante el que tuvo una clara ocasión, y ante el Alavés, cuando marcó. El rendimiento del de nipón va en una clara línea ascendente y Arrasate lo sabe.
Takuma Asano no empezó así en el Real Mallorca. Le ha costado la adaptación al club. Empezó jugando de titular los dos primeros partidos de la temporada, pero fue decayendo su participación hasta convertirse en un jugador secundario en la plantilla, que Jagoba Arrasate usaba como revulsivo en contextos determinados.
Llegó al equipo de la isla el pasado verano, procedente del Bochum alemán, donde había tenido participación durante tres campañas en la Bundesliga, la primera categoría germana. Previamente, ya había estado en el país centroeuropeo, en el Stuttgart precisamente, pero no le fue tan bien, y acabó saliendo al Partizán de Belgrado. Allí recuperó su mejor versión y acabó en una liga como la española y en un club como el Mallorca, el gran reto de su carrera, que le llega a sus 30 años. Firmó con los bermellones dos temporadas, por lo que seguirá en Son Moix hasta, al menos, junio de 2026.