Paco García3 min lecturaEl Granada y la Ponferradina rompieron sus respectivas tendencias negativas, los nazaríes de no puntuar a domicilio después del debut liguero en Ibiza y los locales de sólo ser capaces de dejar en una ocasión su portería a cero ante el Albacete.
Por eso quizá el encuentro estuvo marcado por la prudencia de ambos técnicos, José Gomes y Aitor Karanka, que se deshacían en elogios hacia sus rivales en la previa y que plantearon un partido con precauciones máximas, sobre todo los bercianos, obsesionados por su debilidad defensiva.
El balón fue desde el inicio para los granadinos, pero sin demasiada claridad en el último pase ante una Deportiva agazapada, intentando cerrar todas las vías hacia su portería en la que volvía a la titularidad el iraní Amir Abedzadeh.
Molina dio el primer susto con un tanto, a la media vuelta, anulado por claro fuera de juego antes del remate y después Callejón también avisó con un disparo por encima del larguero.
La entrada de Espiau por Derik en los locales pudo dar frutos nada más ingresar el canario con una dejada de cabeza de José Naranjo que el exjugador de la UD Las Palmas envió a las nubes con todo a su favor.
Sin embargo, tras el paso por vestuarios, llegó la ocasión más clara visitante tras un error de Amo, que perdió la pelota dejando a Rochina completamente solo ante Amir, pero su remate, demasiado centrado, fue rechazado por el iraní.
La segunda parte mostró a una Ponferradina algo más ambiciosa, buscando sacar provecho en las transiciones para romper la presión alta de su rival y que a punto estuvo de darle resultado.
El Granada fue el que más buscó el triunfo en el tramo final, dando entrada Karanka a jugadores de refresco como Bryan Zaragoza y Arezo.
En un lanzamiento de falta de Rochina, Miguel Rubio entró con todo y batió a Amir, pero el colegiado y el VAR entendieron que se ayudó con un brazo.
Ambos conjuntos firman las tablas en un encuentro en el que los rojiblancos merecieron más.
