El CD Tenerife se congratuló con su afición y, de paso, consolidarse en la zona noble de la tabla, al derrotar a un cándido Granada CF que, en ningún momento, mostró el potencial que se le presume a su plantilla.
Tinerfeños y granadinos entablaron su particular contienda con un grisáceo juego, con excesiva aprensión desde los primeros instantes, de ahí que predominase un intercambio reiterativo del balón en la zona central, con una irrisoria utilidad ofensiva, al menos en el primer cuarto de hora en el que no hubo remates con cierta sensatez.
Al filo de la media hora el rumbo del encuentro cambió por completo, puesto que ambos equipos realizaron una apuesta totalmente ofensiva, beneficiándose sobre todo la hueste local al inaugurar el marcador, un pase largo de Soriano lo controló Iván Romero, y tras deshacerse de Cabaco marcó ante Raúl con un disparo cruzado.
Este tanto volvió a contener el ímpetu de unos y de otros, de ahí que en el restante cuarto de hora de juego sólo destacara un lanzamiento lejano de Uzuni que Soriano rechazó sin excesivos problemas, concluyendo así una primera parte favorable al Tenerife, al menos en el marcador.
En la reanudación se apreció también un cierto conformismo de ambos equipos o quizás ninguno tenía el potencial suficiente como para imponer un mayor dominio, y cuando el Granada parecía ya haber tomado las riendas del encuentro llegó un derribo de Raúl a Mo Dauda que Enric Gallego transformó en gol el correspondiente penalti.
Este segundo tanto resultó letal para la hueste nazarí puesto que ya no tuvo capacidad de reacción alguna en los restantes minutos, por mucho que adelantase a sus jugadores, puesto que la zaga tinerfeña anuló casi por completo a un rival que no acreditó los méritos que le catalogan como uno de los favoritos al ascenso.
El conjunto rojiblanco se vuelve de vacío del Heliodoro Rodríguez López