El Girona es la auténtica sensación de la liga española este año. Después de competir por el título durante toda la primera vuelta, los catalanes están a punto de hacer historia clasificándose por primera vez para jugar en Europa y, además, para hacerlo por la puerta grande, en la UEFA Champions League.
El equipo de Míchel Sánchez necesita sumar sólo un punto para, en caso de que el Real Betis logre sumar los 24 que quedan, tenga asegurada ya la Conference League aun perdiendo los ocho partidos restantes. Pero lo cierto es que nadie en Montilivi piensa en una hecatombe final, sino todo lo contrario. En tierras gerundenses quieren sacarle el máximo petróleo posible a este curso y, además de lograr el billete para la máxima competición continental, desean incluso alcanzar la segunda plaza que les permitiría jugar la Supercopa de España.
Pero, al mismo tiempo, existe un nuevo problema que sobrevuela por las cabezas de los dirigentes del club para la 2024-25. Y es que el estadio de Montilivi no se adecúa a las normas de la UEFA para participar en competiciones europeas.
Tal y como está ahora mismo, el equipo no podría hacer uso de él en Europa. Podría participar con un aforo inferior a los 10.000 espectadores ocupando las gradas normales del recinto, pero debería quitar las gradas supletorias que instaló hace tiempo la entidad para dar cogida a 14.000 espectadores porque la UEFA prohíbe ocuparlas en las competiciones continentales.
El Girona, por su parte, está tratando de convencer a organismo para que les permita gestionar el estadio con las gradas supletorias pero, en caso de no conseguirlo, saben que tendrán que hacer una remodelación con carácter urgente y casi sin tiempo. Por no hablar de los 4.000 seguidores o más que se quedarían sin sus asientos para el próximo curso hasta que el club finalizara las obras para construir el nuevo graderío.
Asimismo, en caso de llevar a cabo la ampliación del estadio, el Girona necesitaría asumir la carga económica y, además, conseguir los permisos del Ayuntamiento. Y por si esto fuera poco, según avanzó TV3 el suelo bajo algunas partes del estadio está formado principalmente por arcilla, lo que complica sobremanera las obras. Es un suelo inestable por definición y construir una grada sobre él, algo técnicamente posible, dispara los tiempos y los costes.
Así, una vez resuelto el problema de que si podría participar o no en Europa por pertenecer al City Group y estar el Manchester City ya disputando la Champions League, ahora un nuevo contratiempo sobrevuela en el club. Y el tiempo corre en su contra.