El Girona FC hace tiempo que vive el mejor momento de su historia. Tras su ascenso en 2022, pocos esperaban que el crecimiento del club no sólo le llevase a asentarse en Primera división, sino a romper todos los moldes para en dos años lograr clasificarse para la UEFA Champions League con un espectacular tercer puesto en LaLiga EA Sports. Eso es lo que ha hecho un club que en breve disfrutará debutando en la máxima competición continental y al que no le ha temblado el pulso a la hora de doblar su apuesta y jugarse 45 millones de euros de golpe.
Porque lo que está ocurriendo en el club catalán no es mera casualidad, sino más bien el resultado de un plan muy bien trazado y que en este verano ha vivido un momento decisivo, ya que Pere Guardiola, presidente del consejo de administración, ha hecho realidad su gran deseo: hacer que la entidad pase de ser una que cría jugadores a otra que los tiene como activos propios.
Así es. El gran mal de un equipo que vive en la cuerda floja es que debe sobrevivir a través de cesiones, y eso es justo lo que se puede decir que en Girona han paliado en gran medida. De cara al mercado de fichajes ya cerrado, en Montilivi sabían que Yan Couto, Savinho y Eric García, tres piezas clave en la fantástica campaña 2023-24, debían partir al finalizar sus periodos a préstamo. Tal situación no querían que se repitiese y por ello han ido con todo a la hora de contratar jugadores en propiedad; tanto es así que se han jugado de golpe 45 millones.
Hablamos de Abel Ruiz, Yaser Asprilla, Ladislav Krejci, Bojan Miovski, Alejandro Francés y Donni van de Beek, seis jugadores que han llegado en propiedad y cuyo coste total supera notablemente los de los cursos anteriores. En el 2022-23, el del regreso a Primera, se gastaron 15 millones de euros en fichajes. En el último, el 2023-24, la cuantía ascendió a los 22 kilos, siendo Artem Dovbyk el más cara al tener que pagar 7 millones de euros por sus servicios.
Comprar bien para vender mejor. De esa manera se podría definir el plan del Girona. Al igual que han hecho con Dovbyk –ha salido a la Roma por unos 30 millones de euros–, ahora se han hecho con otras piezas jóvenes que en el futuro pueden valer mucho más. El caso más claro es el de Asprilla, un jugador colombiano de 20 años por el que han pagado hasta 18 millones. Sí, en Montilivi han visto la oportunidad de invertir y lo han hecho con decisión. Ahora está por ver cómo les sale la jugada.