El Girona FC de Míchel es el colíder de Primera división, empatado a 28 puntos con el Real Madrid. Tras once jornadas disputadas y muchas fechas por delante, nadie quiere oír ni hablar en Montilivi de Europa, y mucho menos de la Champions. En cualquier caso, la clasificación está ahí y las semanas van pasando. Y claro, no está claro que el Girona pueda participar en la máxima competición europea, llegado el caso, el próximo año. ¿Por qué? Pues porque pertenece al City Group de Abu Dhabi, con el Manchester City como cabeza visible.
El conflicto de intereses con los 'citizens' si los catalanes acaban obteniendo la plaza para la máxima competició continental está sobre la mesa, aunque es cierto también que la UEFA ha ido rebajando los requisitos de manera paulatina. En cualquier caso, si City y Girona obtuvieran el pasaporte para la Champions a final de temporada, todas las voces autorizadas coinciden en que la UEFA se metería a analizar al detalle en ver cuánto es la influencia que tiene el City sobre el Girona. Si entienden que ese nivel de control es importante, no dejarán bajo ningún prisma que ambos clubes participen en la máxima competición continental a nivel de clubes. Además, City Group no niega en ningún momento que el Girona sea parte de su conglomerado, por lo que la problemática está sobre la mesa llegado el momento.
Llegado el caso, a nadie se le escapa que el Girona dispone de varias opciones o trucos para tratar conseguir disptuar la Champions, indiferentemente de que el Manchester City esté, también, entre los participantes. A nadie se le escapa que la UEFA ahora es más flexible, pero bajo ningún concepto pasará por el aro si confirma que el propietario o persona que controla a ambos clubes es el mismo. Por tanto, el Girona deberá acreditar que esa influencia no es tal o que se está rompiendo de cara al próximo curso. ¿Fórmulas para ello? Salir del consejo de administración, vender una parte de las acciones... Negociaciones varias que tendrán mucho más que ver con el aparentar que con la realidad.
Y como ejemplo, lo que vivieron en su día el Red Bull Lepzig y el Red Bull Salzburgo. Dos clubes con los mismos colores, mismo escudo y mismo patrocinador, amén de un intercambio de jugadores constante que, en cierta manera, también se vive entre el City y el Girona.
Sin embargo, desde la multinacional de bebida energética consiguieron burlar la normativa de una forma muy sencilla, haciéndole ver a la UEFA que Red Bull no era el propietario del conjunto alemán, y que, a diferencia del Salzburgo, que sí, tan sólo eran sus patrocinadores. Algo que llama notablemente la atención, además, si se tiene en cuenta que la norma de la DFB no pertmite llevar el nombre del patrocinador.
En definitiva, Red Bull consiguió demostrar que el Leipzig era propiedad de Oliver Mintzlaff, un ex atleta alemán que desde 2014 trabajaba para la sección global de fútbol de Red Bull y que en junio de ese mismo año se puso a los mandos del equipo de Leipzig. Técnicamente, por tanto, no era Red Bul quien poseía el equipo alemán, sino Mintzlaff, aunque éste fuera un trabajador suyo.
Llama notablemente la atenciópn, sí, pero la UEFA confió en el argumento y permitió la pantomima, participando ambos en la Liga de Campeones. Una estrategia por la que tendrá que tirar el Girona, también, en un futuro, si quiere conseguir burlar la normativa UEFA llegado al caso de que su clasifcación en Primera división le dé paso a la Champions el próximo curso.