En un entorno rodeado de avionetas, helicópteros y coches de Fórmula 1, Jürgen Klopp se presentó como el nuevo líder global de fútbol de Red Bull. Sin un balón de por medio, el alemán dejó atrás su etapa en las míticas gradas de Anfield y el Westfallen. Este giro inesperado sorprendió a muchos en Alemania, donde se soñaba con su regreso a la Bundesliga. Sin embargo, Klopp ha optado por alejarse del césped, motivado, según él, por un fuerte sentido de lealtad. "No me veía en otro banquillo", explicó.
"Estoy entusiasmado con este proyecto. Hace siete meses decidí no seguir entrenando, pero nunca pensé en dejar de trabajar. Quiero seguir vinculado al fútbol y siento que esta es una oportunidad donde puedo aportar valor. No quiero ser un simple observador, quiero marcar la diferencia", señaló Klopp durante su presentación en el Hangar-7 de Salzburgo, sede del museo de Red Bull en Austria, desde donde la marca sueña con conquistar una Champions que acompañe los títulos de Verstappen.
Klopp apareció tras permanecer oculto detrás de un helicóptero y fue contundente en su primera declaración, al abordar el estigma que rodea a los equipos de Red Bull, frecuentemente vistos como "artificiales" por algunos aficionados: "Para mí, esto es fútbol, no soccer, porque amo este deporte. Aunque en Estados Unidos, por supuesto, es soccer porque el juego es el mismo. Pero prefiero llamarlo fútbol".
El técnico alemán fue claro sobre las razones que lo llevaron a unirse a Red Bull: "Elegí este proyecto porque quería un cambio de rol. Salí del Liverpool, que es la cima del fútbol, tras dirigir infinidad de partidos y ruedas de prensa. Después de tantos años, seguía sintiendo curiosidad, y esta propuesta de aplicar mi experiencia a distintos equipos y estructuras me pareció perfecta. Creo que es el momento ideal para asumir este trabajo".
Klopp describió su nuevo rol como algo estratégico, enfocado en desarrollar estructuras y fomentar sinergias entre equipos y deportes. "No se trata de ser director deportivo ni de imponer ideas. Me veo más como un asesor, alguien que escucha, analiza y aporta respuestas. Quiero dar alas a quienes forman parte de este proyecto".
El alemán destacó que su experiencia en Dortmund y Liverpool, donde ayudó a mejorar infraestructuras y culturas deportivas, será clave. "Mi trabajo siempre ha sido estratégico, mejorando equipos desde la base. Parte del éxito también implica saber cuándo detenerse, observar desde fuera y aprender".
Klopp dejó claro que no planea volver a dirigir mientras trabaje con Red Bull: "Aquí ya hay entrenadores para los próximos 10 años. No me necesitan como técnico de ninguno de sus equipos. Es un compromiso que he asumido. Pero no puedo prever qué pasará en cinco años. Tal vez regrese a los banquillos algún día".
El nuevo jefe global de fútbol de Red Bull también mostró interés por aprender de otros atletas de élite dentro de la marca, como Max Verstappen. "Quiero entender cómo mantiene su concentración a 300 km/h y aplicar esas lecciones al fútbol para mejorar muchos aspectos".
Durante la rueda de prensa, Klopp no dudó en cuestionar la celebración del Mundial de Clubes en verano, un torneo en el que Red Bull estará involucrado. "Sigo pensando que no es necesario añadir más partidos al calendario. Las ligas comienzan demasiado pronto y hay que encontrar un equilibrio. Llevo años defendiendo que se reduzcan los partidos en lugar de añadir más. Esto también permitiría que otros deportes tengan su momento".
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