A sus 36 años, Salvatore Sirigu se resiste a colgar los guantes. Su última temporada no ha sido nada sencilla, pero el ex del Sevilla ha encontrado un nuevo equipo en Francia, regresando de ese modo a una competición que conoce muy bien tras su paso por el París Saint-Germain.
El cancerbero italiano militó cinco campañas en las filas del conjunto parisino, actuando como titular en las cuatro primeras, si bien en la última de ellas quedó a la sombra del alemán Kevin Trapp. Esto hizo que buscase una salida en el verano de 2017, desembarcando en LaLiga EA Spots. Fue el Sevilla el que se hizo con su cesión, pero tan sólo llegó a jugar dos partidos en LaLiga EA Sports y uno en la Copa del Rey, rompiendo su préstamo a mitad de temporada para marcharse a Osasuna, donde sí gozó de continuidad, defendiendo la meta rojilla en 18 partidos.
Tras su experiencia en España, el PSG lo dejó marchar libre y regresó a Italia, recuperando su nivel en el Torino. Luego pasó por el Genoa y esta pasada temporada la comenzó en el Nápoles, si bien no llegó a debutar y firmó por la Fiorentina en el mercado de enero. Como jugador ‘viola’, sin embargo, sólo llegó a jugar dos partidos, después de sufrir una rotura del tendón de Aquiles el pasado mes de marzo.
Esta grave lesión, unida a su edad, hizo que muchos dieran por hecha su retirada. Pero Sirigu no se ha dado por vencido y, después de una semana a prueba, ha convencido a los técnicos del Niza para firmar como agente libre por una temporada, hasta junio de 2024, según ha desvelado el diario L’Equipe.
En principio, el que fuese internacional italiano y campeón de la Eurocopa de 2020 parte como suplente del polaco Marcin Bulka, también ex de un PSG que precisamente firmó su primera derrota de la temporada en el Parque de los Príncipes ante un Niza que está en la zona alta tabla. En concreto, suma un punto más que el conjunto entrenado por Luis Enrique, quien respondió con su habitual estilo a las críticas.
En Nervión, mientras tanto, la acción más recordada del efímero paso de Sirigu por las filas sevillistas fue el codazo en la espalda que le propinó a Aduriz en un encuentro ante el Athletic en San Mamés, lo que le costó la expulsión y provocó que Iborra se colocase como portero, sin poder evitar el gol de penalti y el consiguiente 3-1 final.