El pasado sábado, el mundo del fútbol quedó conmocionado con el fallecimiento de Raphael Dwamena durante un partido de su actual equipo, el Egnatia de la Serie A de Albania. A los 28 años de edad, el ex jugador de Levante y Real Zaragoza se desplomó sobre el césped de forma repentina y acabó perdiendo la vida en el hospital tras ser reanimado en un primer momento.
Pero no era la primera vez que el atacante, que llegó a ser internacional con Ghana, sufría un episodio similar. Es más, él mismo llegó a asegurar en una entrevista que estaba 'preparado' para la voluntad de Dios, después de que en su momento decidiera quitarse el desfibrilador que le insertaron tras sufrir este mismo problema en otras ocasiones.
Ahora ha sido el que fuese su cardiólogo en el Real Zaragoza, el doctor Antonio Asso, responsable de esa medida que Dwamena finalmente acabó desechando, quien ha arrojado más sobre este asunto, afirmando incluso que ya en su etapa como jugador del conjunto maño, en la campaña 2019/2020, se le recomendó que dejase el fútbol de alta competición por sus problemas cardiacos.
"Logramos convencerle de la imperiosa necesidad de implantarle un desfibrilador para al menos garantizarle la vida, a la par que desaconsejamos la práctica profesional deportiva", ha asegurado el doctor en una carta en Heraldo de Aragón.
Para el galeno, se trata del “final de una triste y previsible historia", pues Dwamena siempre antepuso su profesión a su salud. “Estaba empeñado en seguir su carrera profesional por encima de todo y acabé perdiendo la esperanza de influir en él”, ha aclarado en este sentido Asso, que seguía ejerciendo como su cardiólogo de confianza desde que abandonó el club aragonés y dejase también LaLiga, pasando luego por Dinamarca, Austria, Suiza y, finalmente, Albania, donde desembarcó en el pasado mercado invernal.
"Depositó en nosotros toda su confianza, y tras implantarle el desfibrilador se marchó fuera de España. A veces me solicitaba algún consejo puntual que yo respondía de buen grado”, ha explicado el médico, que recuerda al delantero africano como una persona "sin aires de estrella", hablando de él como “un gran chico, noble y de mirada limpia”.
Ya en otra ocasión, el desfibrilador que le fue implantado por recomendación de Asso le sirvió para salvar la vida. Pero tras decidir quitárselo, estaba expuesto al triste final que acabó llegando el pasado sábado. "Ha fallecido como consecuencia de una respetable decisión personal, pero si no se hubiese explantado el desfibrilador Raphael seguiría vivo", sentenció el cardiólogo del club zaragocista.