¿Es posible jugar al fútbol con un desfibrilador conectado al corazón?

En los últimos años hemos visto más veces de las que nos gustaría a jugadores desplomándose por paradas cardíacas en partidos de fútbol, pero en algunos casos estos jugadores con el tiempo han vuelto a jugar, y esto se debe a la implantación de un pequeño desfibrilador que se convierte en su ángel de la guarda

¿Es posible jugar al fútbol con un desfibrilador conectado al corazón?
Christian Eriksen disputando un partido con el Manchester United - Cordon Press
Francisco SalasFrancisco Salas 3 min lectura

En los últimos años hemos vivido en varias ocasiones momentos que no se deberían ver en un campo de fútbol, cuando jugadores han caído desvanecidos por problemas de corazón, y han tenido que ser reanimados 'in situ' para poder salvar la vida. A la cabeza nos viene irremediablemente el caso de Christian Eriksen, que durante la pasada Eurocopa, en el transcurso del Dinamarca - Finlandia cayó fulminado y si no llega a ser por la rápida acción médica no hubiera sobrevivido, pero salió adelante, al igual que Tom Lockyer, capitán del Luton Town, al que en diciembre jugando frente al Bournemouth también le dejó de latir el corazón y no volvió a hacerlo hasta más de dos minutos después. El centrocampista se ha hecho viral en los últimos días tras mostrar el desfibrilador que lleva instalado en su pecho, pero, ¿es posible jugar al fútbol con un aparato como este en el cuerpo?.

La respuesta es un contundente sí, que se puede apreciar en el propio Eriksen, que tras volver, en las filas del Brentford, fue firmado con el Manchester United, donde disputa partidos del máximo nivel demostrando que es posible. De hecho, los expertos aseguran que un golpe o un pelotazo en la zona del implante no afectarían, y por ejemplo sería más peligroso que el futbolista se entrene en exceso y aumentara la masa muscular de la zona, o si fuera jugador de tenis, ya que el movimiento repetido del brazo de golpeo afectaría más. Pese a esto, Lockyer aún no sabe si podrá volver, ya que su corazón está más débil, tras haber colapsado dos veces en los últimos seis meses.

Otra de las aristas principales es la jurídica, ya que en Inglaterra el peso de las consecuencias de lo que pueda pasar por jugar en estas circunstancias recae directamente sobre los futbolistas, que tienen que firmar un documento en el que aceptan los riesgos y lo que puede pasar. Mientras que en otros países, por ejemplo en España o Italia, lo hace sobre los médicos, y es casi imposible que un galeno se haga responsable de algo así.

Este es el caso de Raphael Dwamena, exjugador del Zaragoza, que tuvo problemas de corazón cuando militaba en el club maño y le recomendaron retirarse, a lo que se negó y marchó a Austria, donde se desvaneció en un partido y el desfibrilador le salvó. Pero tristemente, siguió intentándolo y este pasado mes de noviembre volvió a sufrir una muerte súbita, esta vez en Albania y perdió la vida.