La CAF (Confederación Africana de Fútbol) anunciaba este mismo sábado, a menos de una hora de que arrancase (19:00 h) el Marruecos-Liberia en Agadir, que el encuentro, valedero para la fase de clasificación para la Copa de África (que se disputará entre enero y febrero de 2024 en Costa de Marfil), queda aplazado hasta nueva orden por el terrible terremoto que ha arrasado gran parte del país alauita en la noche del viernes y que ha dejado ya más de 1.000 muertos, al menos 1.200 heridos y muchos desaparecidos. El duelo se fijará, seguramente, en el próximo parón Fifa y permitirá que el sevillista En-Nesyri y el bético Abde vuelvan a la capital hispalense más descansados, pero no antes del miércoles próximo, ya que sigue en pie por ahora el amistoso de la víspera (12-S, 20:30 h) en Lens (Francia) ante Burkina Faso.
Se ha impuesto la lógica y, aunque los internacionales magrebíes apenas sufrieron los estragos del seísmo, más allá de la obligación durante una hora de abandonar sus habitaciones y permanecer en las inmediaciones de la piscina del hotel, no parecía de recibo jugar un encuentro con el país entre lágrimas por la tragedia. Máxime cuando, además, el Grupo K está ya prácticamente decidido, con Sudáfrica liderándolo con 7 puntos en cuatro jornadas, por los seis de Marruecos en tres, mientras que Liberia sólo tiene 1 (de 9 posibles) y Zimbabue no disputará el magno torneo continental al estar su federación, como la de Kenia, suspendida por la Fifa debido a las injerencias gubernamentales en cuestiones de índole exclusivamente deportiva.
El combinado que adiestra Walid Regragui, flamante semifinalista en el Mundial de Qatar 2022, se ejercitó con normalidad el viernes en las instalaciones federativas y se desplazó al escenario del choque, sustituyendo la práctica por una donación masiva de sangre por parte de los profesionales para colaborar con las víctimas del temblor con epicentro cerca de Marrakech y que se convierte, por sus horribles consecuencias, en le peor de la historia en el país norteafricano, de casi 7 grados en la escala de Richter. Unos días para olvidar en la nación vecina (al otro lado del Estrecho de Gibraltar) y en los que pensar en otra cosa que no sean las ayudas humanitarias parece fuera de toda duda. Habrá tiempo para el fútbol. Por ahora, no se ha decidido que los jugadores vuelvan a sus lugares de residencia, en parte porque hay infraestructuras afectadas, por lo que toca seguir ejercitándose a la espera de noticias oficiales.