La Premier League, que mantiene abierta una investigación sobre las actividades del Chelsea durante la recta final del mandato de Roman Abramovich, se podría convertir en la nueva pesadilla de Todd Boehly, el empresario estadounidense copropietario de los Dodgers y los Lakers que compró un paquete mayoritario de acciones de los 'blues' en julio de 2022. Transcurridas cuatro ventanas de transferencias, el club londinense ha batido dos veces el récord de gasto en Inglaterra, con más de 1.000 millones de libras invertidas ya para un equipo que marcha en mitad de la tabla de la Liga regular, a 12 puntos de Europa, de la que puede quedar fuera por segunda campaña consecutiva, aunque los de Mauricio Pochettino siguen vivos en la FA Cup y disputarán el 25-F ante el Liverpool la final de la EFL Cup, por lo que todavía podría coronar esta irregular campaña con un título.
Boehly puso sobre la mesa casi 468 millones de euros en la 23/24 (116 de ellos los pagó al Brighton por un decepcionante Moisés Caicedo, más 62 al Southampton por Roméo Lavia, 60 por Nkunku al Leipzig...), vendiendo también, eso sí, por alrededor de 270. Sin embargo, según avanza 'TalkSport', podría verse obligado a deshacerse de gran parte de su patrimonio deportivo si no quiere incumplir las reglas del 'Fair Play Financiero'. Expertos consultados por el citado portal entienden que el cuadro de Stamford Bridge tendría que equilibrar su balance con al menos 100 millones de libras, aunque tendrá serios problemas. De hecho, sus cuatro únicas operaciones invernales no le han reportado demasiado, pues dejó salir a préstamo a Datro Fofana (en la órbita del Sevilla FC, acabó en el Burnley), Broja (aunque gustaba al Real Betis, al Fulham por cuatro millones de la moneda local como compensación, que podría ser 0 si juega muchos minutos), Maatsen (al Dortmund) y Andrey Santos (al Estrasburgo).
El FFP en Gran Bretaña es estricto, pese a lo que pueda parecer por los desembolsos en las últimas campañas, aunque los propios participantes del juego suelen compensarse unos a otros en las transferencias. Si alguna supera por tercer año consecutivo los 105 millones en números rojos, el castigo podría ser no ya económico, sino de resta de puntos o, incluso, descensos. Esa amenaza se yergue sobre el Chelsea, que, según Stefan Borson, experto en estas lides, deberá deshacerse de pesos pesados como el lateral Reece James o el mediocentro Conor Gallagher antes del 30 de junio si no quiere pasarlo mal, aunque la inminente Eurocopa 2024 puede complicar sus planes. Ambos tienen una tasación alta en el mercado y son canteranos, por lo que dejarían una plusvalía absoluta, que es lo que requiere la situación actual de los londinenses.
"Hay mucha gente que dice que la solución sería vender a Gallagher por 60 millones, a Broja por 40 o a James por 30 millones, pero no hay compradores. Los posibles saben que el Chelsea necesita vender y se aprovechan de eso. No hay dinero en el juego en este momento, y en la Premier League no son estúpidos, así que no van a aceptar estos precios locos por jugadores que no cotizan tan alto", opina el especialista en análisis financiero deportivo.