En la Premier League han tenido un parón liguero más largo que en el resto de ligas. Además del paréntesis por los partidos de las selecciones nacionales en esta Ventana FIFA de finales de marzo, el campeonato inglés no ha tenido encuentros este fin de semana para dejarle paso a los compromisos de cuartos de final de la FA Cup: Coventry City y Manchester City ya esperan en semifinales a los ganadores de los duelos que libran este domingo Chelsea y Leicester, por un lado, y Manchester United y Liverpool, por otro. El resto de clubes aprovechan el asueto para realizar un mini 'stage' que, en el caso del Everton FC, ha acabado por abrir la caja de Pandora. En el vestuario de los 'Toffees' se respira máxima tensión después de haberse liado a bofetadas, literalmente.
El incidente ha sucedido durante una comida de grupo en el restaurante del hotel de concentración que está llevando a cabo el Everton durante esta semana en Portugal y ha sido desvelado por el Daily Mail, que cita como principal implicado al entrenador, Sean Dyche, con su jugador Nathan Patterson como víctima y con el capitán, James Tarkowski como necesario mediador para sofocar el encendido clima que se había desatado entre los futbolistas del Everton y el cuerpo técnico.
El Everton está en una situación muy complicada. Hundido en la decimosexta posición de la clasificación de la Premier League, están sólo tres puntos por encima de los puestos de descenso a Championship, aunque tiene un partido menos que los cuatro equipos que tiene por debajo en la parte baja de la tabla. Así, buscando una reacción y aprovechando que no vuelven a jugar hasta el próximo 30 de marzo (frente al Bournemouth), se han marchado a la localidad de Quinta do Lago, en el Algarve portugués, buscando una paz... pero encontrando todo lo contrario.
Siempre según la mencionada información, Dyche dejó a todos sus jugadores boquiabiertos, primero, e indignados, unos segundos después, tras soltarle una bofetón a Nathan Patterson. Según han relatado al citado medio fuentes presenciales, se supone que todo partía de un intento de broma que al técnico se le fue de las manos. No midió la intensidad y acabó propinando un fuerte golpe al joven futbolista de sólo 22 años, quien se quedó cabizbajo y avergonzado, sin saber muy bien cómo reaccionar.
Tras una breve pausa de incredulidad, varios jugadores del Everton reaccionaron de manera bastante airada, recriminando con dureza el abusivo gesto de su entrenador y la situación se calentó bastante en el salón donde el equipo inglés estaba comiendo. Entre gritos cruzados y bastantes palabras subidas de tono, el capitán James Tarkowski se levantó para mediar en la situación, reclamando calma a sus compañeros y llevándose a un lugar apartado a Dyche y a Patterson para que ambos pudiesen hablar de lo sucedido y forzar al entrenador a disculparse. Entre duras sanciones y líos variados, el año del Everton está siendo para olvidar.