Sara Portillo Maya5 min lecturaHa costado y todavía algunas mentes están cerradas y reticentes para asumirlo: la mujer juega al fútbol. El camino de obstáculos ha sido muy grande: jugar en la clandestinidad, tener que esconderlo por vergüenza, ser un delito prohibido, la condena al ostracismo, las dificultades económicas... Al final el mundo está acostumbrándose a ver a la mujer dar patadas a un balón sin llevarse las manos a la cabeza. Y las nuevas generaciones de niñas, como dijera Marta Vieira da Silva, por fin pueden ser conscientes de que el fútbol también puede ser una realidad para ellas. Los medios de comunicación, federaciones, futbolistas, clubes, aficionados... todos son parte del engranaje que se está moviendo. En Francia 2019 se batieron varios récords, también en la Eurocopa de Inglaterra del 2023. En este Mundial de Australia y Nueva Zelanda y pese a las dificultades horarias, las retransmisiones de RTVE están dejando reflejados datos muy optimistas en las audiencias españolas. Además, los estadios que son sede también reflejan datos de asistencias impensables hace unas décadas.
Entre todas las buenas noticias para la mujer futbolista, y pese a las muchas polémicas y desigualdades que todavía hay en el camino, hay una que tiene que ver con lo económico. España no sólo ha hecho historia logrando acceder a cuartos del Mundial por primera vez, rompiendo esa barrera, sino que también lo hará en lo económico. Se pretende seguir engrosando los libros pasando fases y se sueña con levantar el primer mundial absoluto (las nuevas generaciones de las categorías inferiores ya han levantado alguno, lo que habla del buen estado de salud del fútbol femenino). Marcado en rojo está el partido ante Países Bajos del próximo viernes 11 de agosto (a las 3.00 horas peninsular española), donde habrá una cara conocida y, más que posiblemente, a la que se le echa de menos: Damaris Egurrola.
A nivel deportivo la recompensa es amplísima, pero también lo será en lo económico, puesto que se están moviendo cifras históricas. Tal y como detalla David Menayo, periodista especializado en fútbol femenino en Marca, se han pactado unas primas entre Luis Rubiales (presidente de la RFEF) con las capitanas de la Selección española de fútbol y se cobrarán a parte de los ingresos que ofrece la FIFA y de los 15.000 euros que conciernen al plan de conciliación (estos se han repartido por parte de la Real Federación Española de Fútbol a cada jugadora española en el Mundial mediante una bolsa de dinero, con la que se hace cargo de los costes del viaje con ese límite de gasto y que han sido disfrutados mayormente por los familiares y allegados de las jugadoras en Nueva Zelanda).
Por llegar a cuartos de final de este Mundial de Australia y Nueva Zelanda, las jugadoras se llevarán 70.000 euros, algo que es histórico en el país. Si, además, ante Países Bajos lograran las dirigidas por Jorge Vilda sellar con victoria el billete a semifinales... esos 70.000 euros subirán hasta alcanzar la cifra de 160.000 euros por persona. Cada jugadora recibiría 300.000 euros en caso de que ganaran el Mundial. Según el mencionado medio, estas cifras son superiores en la mayoría de los casos a las fichas anuales de las futbolistas con sus clubes, en pro de poco a poco ir alcanzando la igualdad entre las secciones masculinas y femeninas. En el caso de Qatar 2022, los dirigidos por Luis Enrique tenían pactada una prima de 400.000 euros por cada jugador en caso de levantar el título, repartidos por igual independientemente de los minutos que cada uno hubiera competido en la cita.