La RFEF no pasa ni un día sin tener problemas. Después de lo sucedido el pasado viernes con Pedro Rocha, que pasó de testigo a investigado, en las últimas horas ha surgido un nuevo escándalo, con el fútbol femenino, por desgracia, como protagonista. En esta ocasión, la selección sub-23, que no suele disputar grandes torneos internacionales, habría pedido por carta al director deportivo, Markel Zubizarreta, la destitución de su seleccionadora, Laura del Río, una persona vinculada en el pasado con el expresidente de la institución, Luis Rubiales.
El extremeño, al que todos apuntan como nuevo máximo dirigente de la Federación, se ha encontrado en su teórico primer día con un incendio. Después de la derrota por 1-0 ante la selección belga, las propias futbolistas se pusieron en contacto con Zubizarreta para transmitirle que no tenían ningún tipo de confianza en la que todavía es su entrenadora, y esperaban que fuera cesada.
De acuerdo con lo que apunta Kike Marín, entre los motivos esgrimidos para solicitar el cambio en el banquillo, se encuentra la falta de nivel técnico de la que fuera futbolista e internacional con España, quien, por cierto, obtuvo el carnet de entrenadora en pocos meses debido a haber vestido la zamarra nacional.
Del Río, quien no dimitió cuando el resto del cuerpo técnico de Jorge Vilda lo hizo el pasado verano, y que denunció que estuvo obligada a asistir a la infame Asamblea de Luis Rubiales cuando este se negó a renunciar a su cargo tras lo sucedido con Jenni Hermoso, vivió en sus propias carnes lo que vivieron ‘Las 15’ cuando se plantaron ante los máximos responsables del ente federativo.
En su momento, se llegó a enfrentar de forma pública con el que era seleccionador, Ignacio Quereda, escribiendo una carta en la que se defendió de las acusaciones del por entonces técnico, que afirmó “que yo quería jugar los partidos importantes y que los demás no me importaban”.