La Selección española femenina sigue viviendo momentos de cambio tras el estallido del 'Caso Rubiales'. Movimientos que se producen por días, como el nombramiento de Markel Zubizarreta como nuevo director de fútbol femenino. Y su llegada se produce en un momento donde más se necesita orden y jerarquía. Con experiencia en el FC Barcelona, donde estuvo ocho años, llega a la RFEF con el objetivo de calmar las aguas e instruir en materia organizativa el alocado fútbol femenino. Tiene trabajo por delante viendo lo que ocurrió en el descanso del España - Italia del pasado viernes.
La Selección española de Montse Tomé vive de escándalo en escándalo. El último se produjo en Pontevedra cuando salió a jugar la segunda parte con una jugadora menos después de un 'despiste' con los cambios ante Italia. La Balón de Oro, Aitana Bonmatí se quedaba en la caseta y ninguna jugadora ocupaba su puesto en el once, En ese intervalo con diez futbolistas, las italianas lograron un gol aprovechando la inferioridad numérica de 'La Roja'.
"Lo que pasó en el descanso es algo que no se puede dar en un contexto de fútbol profesional. Hemos hecho análisis de lo que pasó. Es algo que no puede suceder y hemos tomado medidas para que no pase más", dijo en TVE Markel Zubizarreta al término del encuentro.
A pesar de todo la Selección estará en la Final Four de la Liga de las Naciones y peleará también por un billete para estar en los Juegos Olímpicos de París 2024. Y ahí es donde aparece la figura del hijo de Andoni Zubizarreta. Estuvo durante ocho años en el Barça, donde fue el artífice de uno de los mejores equipos del momento.
Reconoce que hay mucho trabajo hecho en la Federación pero que aún falta por hacer. Por delante, el reto de dotar a España de los instrumentos deportivos y organizativos que aún le restan por asimilar. Por lo pronto, ya se tomó la medida de separar el cargo de seleccionador y director deportivo. En la época de Jorge Vilda, el madrileño ocupaba ambos cargos.
Zubizarreta y su equipo de trabajo ya ha comenzado a pulir detalles y poner la maquinaria en marcha. Observa cómo trabajan el resto de selecciones del mundo para tomar decisiones a posteriori. Y ha podido observar que el nivel que hay dentro no está muy lejos de las pioneras en este terreno, como Inglaterra o Alemania.
A final de cuentas, la Selección española viene ser campeona del mundo en Australia y Nueva Zelanda el pasado verano y eso quiere decir que hay buena materia prima para seguir creciendo y evolucionando.