Entrevista ED

Laia Ballesté: "Rechacé al Barça, pero no me arrepiento porque estoy donde siempre quise"

Laia Ballesté responde en exclusiva a ESTADIO Deportivo, donde analiza su curso en el Sporting de Huelva, donde ha renovado, y explica el "año catastrófico" que vivió en el Rayo Vallecano, entre otras cuestiones

Laia Ballesté: "Rechacé al Barça, pero no me arrepiento porque estoy donde siempre quise"
Laia Ballesté, jugadora del Sporting de Huelva. - Instagram / laiaballeste.22
Sara Portillo MayaSara Portillo Maya 10 min lectura

Laia Ballesté Sciora (22/02/1999) recaló en el Sporting de Huelva en el verano del 2022, procedente del Rayo Vallecano y con la idea clara de ayudar en las tareas defensivas al club onubense. Comenzó a dar patadas al balón “con 5 años” y ahora ha cumplido su sueño: vive el fútbol de forma profesional. Aunque siendo una niña de un pequeño pueblo, a dos horas de Barcelona, lo tuvo mucho más complicado: incluso rechazó una oferta del Barça cuando era adolescente por conciliación. Pero no se arrepiente, porque “todo pasa por algo” y porque gracias sus sacrificios (dejando con 17 años su casa) y los de su familia hoy está donde siempre quiso. En Huelva disfruta del fútbol de élite, y de un club que pese a ser humilde pone a su disposición todo cuanto puede. Contrasta con lo que vivió en el Rayo Vallecano en un “año catastrófico”, inmersos en polémicas en el tratamiento a las jugadoras por el club y el sonado ‘Caso Santiso’. Ella misma lo cuenta en esta entrevista con ESTADIO Deportivo, donde habla de sus inicios, los clubes por los que ha pasado, las personas que le ha regalado este bonito deporte, entre otras cuestiones.

- ¿Cómo acaba en el Valencia B, siendo de un pueblo de Cataluña?

- Con 16 años me llamó el director deportivo del Barça, Jordi Ventura, querían citarme a unos entrenamientos. El problema fue que desde el pueblo hasta Barcelona son dos horas, mis dos padres trabajaban, yo iba al instituto, los entrenamientos eran a las 8 de la noche… Fuimos, pero era inviable, yo no quería que mis padres hicieran ese sacrificio por mí, además yo también me levantaba a las 6 para ir al instituto. A una compañera y a mí nos llamaron para un equipo de Castellón. Estuve ahí un año, donde sí competíamos con Valencia, Levante… Y fue cuando me llamó el Valencia en la temporada siguiente, con 17 años me fui de casa y cumplí los 18 fuera. Ya compartiendo piso contras jugadoras… fue un reto.

- ¿Sintió apoyo en casa?

- Sí me apoyaron. Fue difícil. Mis padres me lo dicen a veces: “Igual, si hubiéramos cogido la oferta de llevarte a Barcelona… ahora quién sabe”. Yo creo que he tenido un proceso ascendente. He llegado al objetivo que quería. Rechacé al Barça, pero no me arrepiento porque estoy donde siempre quise. Juego de forma profesional. En verano cuando llegaba al pueblo trabajaba, porque no les podía pedir a mis padres que me pagaran alquiler, comida… Con lo que ganaba, me iba luego a vivir a Valencia. Fue ahí donde empecé a crecer y tuve un entrenador del que siempre hablo, Jose Gil. Natalia Arroyo también es muy importante en la Selección catalana para mí, porque sin ella no me hubiera visto nadie.

- Ha pasado por diversos clubes, ¿cuál tiene guardado con un cariño especial, sin contar el Sporting de Huelva?

- El Valencia. Ahí conocí a mi mejor amiga, formamos un grupo muy bonito en el que ganamos la liga, ascendimos a Segunda división, ganamos campeonatos de la Copa valenciana… Todo en el que fue mi último año. Le tengo mucho cariño a toda la gente del Valencia, es mi casa. Ojalá me pueda retirar defendiendo esos colores. En el primer año me llamaban para entrenar con el primer equipo a veces y ya en el segundo empecé con él la pretemporada. Me fui luego del Valencia al Alavés y en invierno me marché al Logroño. Fue justo cuando empieza el COVID…

- Fue parte de una promoción histórica en el Logroño, en Copa de la Reina dieron la sorpresa además venciendo al Athletic Club, ¿cómo lo recuerda?

- Entré al filial del Logroño y Gerardo León me llamó para entrenar con el primer equipo, él me hizo debutar en Primera división contra el Levante, siempre le estaré agradecida por eso. Me movió al lateral derecho y yo no soy muy rápida era una posición nueva para mí. Justamente en Copa jugué en esa y estaba muy nerviosa y fue una locura cuando llegamos a la tanda de penaltis. Tenía a Jade Boho al lado mía gritando y yo intentando darle tranquilidad, a ella que es la veterana. Una pasada, un club pequeño como el Logroño que por entonces no estaba afiliado al DUX… Nunca había visto a tanta gente en las Gaunas.

- Pasó por el Rayo, ¿qué le llamó la atención del club?

- Fue un año catastrófico y lo que me llevo es un aprendizaje. En un partido recuerdo que Camila Sáez se abrió la cabeza y no había nadie para atenderla. Iba a entrenar pensando que si me pasaba algo grave… estaba sola. Se trata de humanidad. Si no quieres pagar los pisos, o no pagas a las jugadoras al día 12… Pero encima te estás jugando la integridad física de las futbolistas. Aprendí mucho y te rodeas de gente como Pilar García, que lleva mucho tiempo en el equipo y te contagia ese rayito, ese Vallecas. También es importante la afición. Esas son las cosas por las que aguantas. Luego saltó todo lo de Santiso…

- ¿Cómo era desde dentro?

- Difícil, llegabas a Vallecas y tenías a la afición en contra de tu entrenador. Tú jugabas y estabas en medio porque defendías en el césped un poco su figura. No tenía ni idea de nada cuando llegó Santiso, pero nos empezó a llegar información. Nosotras como jugadoras lo único que queríamos era entrenar y jugar. Al final estás en el foco de todo. Porque te hablan de “agresor sexual” y tú estás ahí, jugando. ¿Qué hago yo?

- Después, Sporting de Huelva, ¿cómo surgió?

- El año antes de irme al Rayo el Huelva también contactó conmigo, pero me decidí por Madrid, más cerca de casa. Luego el Sporting volvió a llamar a mi puerta y mi madre me animó, de hecho, se hizo las 12 horas de viaje conmigo. Yo pensaba que si un equipo lleva tantos años en Primera… algo debe estar haciendo bien y me decanté por esa esencia.

- ¿Cómo ha vivido esta temporada en el club onubense?

- Empecé mal por una lesión de la que estuve mes y medio recuperándome. Pero es un club humilde que te da más herramientas incluso de las que puede, te lo facilitan todo. Con Jenny Benítez he aprendido mucho, es una chica que ha jugado toda la vida y entiende muchos conceptos. He crecido mucho profesionalmente porque el Sporting es muy defensivo, tienes que saber hacerlo y he mejorado en ser más fuerte defensivamente. Además, la figura de Manoli es fundamental, es una mujer como pocas. La esencia del Sporting es la de Manoli (Manuela Romero), que ha superado muchas cosas. No es como un presidente de un club grande, sino que es una presidenta cercana que se preocupa por ti. Cuando me lesioné me preguntaba cada día cómo estaba. A la gente que venimos de fuera… eso nos hace sentir bien. Es una presidenta que lucha por nosotras.

- ¿Y Antonio Toledo, quien incluso estuvo a punto de abandonar?

- Creo que Antonio pensó que si se apartaba iría mejor, pero no. Teníamos que remar todos. Hacíamos buenos partidos, pero no conseguíamos materializar las cosas. Al final somos las jugadoras las que jugamos y somos las que damos la cara. Antonio siente mucho también, se nota ese sentimiento de pertenencia al club y al escudo. Y también tenemos una afición muy fiel, se lo debemos todo.

- ¿Qué destaca del club?

- Ese sentimiento de pertenencia, de familia. También cómo te tratan. Cuando sufres un mal momento deportivo y está lejos de casa… afecta mucho a nivel mental. Yo este año he pasado meses críticos, porque vivía sola con mi gato. Mi gato murió y fue una época dura. Me derrumbaba con ese vacío, pero luego iba al campo y me sentía muy arropada. Es un club humilde, pero te hace sentir importante dentro de esa humildad que tiene.