OPINIÓN

Esto no va sólo de un 'piquito'

No importa que la Selección Española Femenina de Fútbol haya logrado su mayor hito histórico (en sólo tres participaciones), porque un señor ha irrumpido de lleno en la escena

Sara Portillo MayaSara Portillo Maya
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Esto no va sólo de un 'piquito'
La selección española femenina de fútbol es recibida por el presidente del Gobierno Pedro Sánchez en La Moncloa. - UES

Llevaba muchos días pensando cómo expresar todo lo que lleva tantísimo tiempo pasando por mi cabeza pero que tan difícil es de definir. Las ideas se atropellan y las palabras salen desordenadas. Tenía que sentarme, respirar y analizar toda la situación. No quiero hablar de Luis Rubiales, ni de su ‘piquito’, porque eso no es más que la punta de un icerberg repleto de dificultades y barreras. Pero puede ayudar para que eso se acabe.

Históricamente a la RFEF le importó entre poco y nada la situación del fútbol femenino. Dudo si quiera que supiera de su existencia, cuando ni siquiera Alexia Putellas sabía de pequeña que se podía dedicar al fútbol. Es una realidad. Sentirse ‘obligada’ por la FIFA implicó que terminara desarrollándose. De forma tardía, silenciada, condenada al ostracismo y a las críticas de una sociedad que tampoco estaba preparada para ver a una mujer dando patadas a un balón. Intentaré no extenderme en exceso, pero será complicado. No prometo nada.

No es cosa sólo de España, no. Esto ha pasado en todos los países a lo largo y ancho del planeta, hasta en Estados Unidos, cuyo fútbol femenino es pionero. Inglaterra, Francia, Alemania… Japón, China… Argentina, Chile, Colombia… Marruecos, Guinea Ecuatorial… da igual a dónde miremos. Esto es estructural. La mujer ha molestado históricamente en el fútbol porque es un universo percibido como ‘masculino’. Irrumpir ahí, y hacerlo con fuerza… era algo difícil de digerir (todavía hay personas que no quieren salir de las cavernas).

Las mujeres han pasado con mucha pena y sin casi gloria por un universo vetado para ellas, con la osadía de perseguir su pasión. Relegadas a los peores campos, a la clandestinidad, a entrenadores que eran padres de y que no tenían ninguna noción sobre cómo entrenar a un equipo, los peores horarios, de cobrar ya ni hablemos, informes médicos inventados sobre cómo el balompié podría perjudicar a su salud… Incluso algunas han terminado en un calabozo por el simple hecho de querer jugar al fútbol. Era una deshonra para muchas casas que algunas de sus hijas quisieran jugar al fútbol, tanto es así que en muchas ocasiones las mujeres tenían que esconder sus equipaciones y dárselas a otras compañeras que les hacía el favor de lavarlas para que en casa no se dieran cuenta.

Sigamos, eso poco a poco se está terminando. Parece anacrónico ahora, pero seguro que hay muchos que lo piensan, una mujer jugando al fútbol es “una machorra”, “no se va a casar nunca” (grito en el cielo de la sociedad del siglo XX: una solterona). Esa era una de las ideas, que encima se vociferaban desde las gradas. La otra, era acudir a los partidos sólo para ver a las mujeres vistiendo de corto, con otros gritos al respecto. Parece que ahora, al menos, hay más ‘castigo’ social y, a menos que sea alguien escondido tras una pantalla, no suelen darse estos casos (o eso quiere creer mi cerebro).

La cosa fue avanzando y, al menos, ya no se prohibía a la mujer a jugar al futbol (ni legalmente, ni en las casas por norma general). Sin embargo… ¿Cómo poder desarrollar una carrera deportiva sin medios? ¿Cómo ser jugadora 24/7 si, para poder vivir, necesitas tener dinero y con el fútbol no es suficiente? No son pocas las jugadoras, de Primeras divisiones, que han compaginado el fútbol con un trabajo, con lo que la falta de descanso puede implicar luego en el juego. O sin tener apenas recursos en tu equipo: preparadores, técnicos…

Clubes o Selección, la mujer siempre ha sido tratada como un actor, ya no secundario, sino terciario (o más). Cualquier escalafón inferior masculino era tratado con más mimo. Poco a poco, ahí se fue mejorando. En el plano de la competición regular, también. Clubes más humildes, sin ningún tipo de estructura ‘masculina’ detrás, han logrado cosas impensables. Ahí está el Sporting de Huelva, siendo el club que más años lleva consecutivamente en Primera división. Ni Barça, ni Real Madrid, ni Sevilla FC, ni Real Betis… Sin olvidar los grandes pasos en el País Vasco, históricos son Athletic y Real Sociedad en sus formas.

La iniciativa privada, huelga decir, hizo mucho por el fútbol femenino. La inversión, a clubes como el FC Barcelona le salió bien. ¿Acaso no es la única sección rentable del club? Un producto no nace de la noche a la mañana, invertir supone un coste que luego puede ser compensado. Y el fútbol femenino está consiguiéndolo, por sí mismo. Dando un buen golpe sobre la mesa. ¿De verdad no es rentable?

Pero da igual lo que se haga y dan igual las conquistas. No importan los estadios llenos, la evidencia de que sí interesa, o los títulos que se cosechen. Siempre habrá un ‘pero’. Porque parece que hay que pedir permiso, si eres mujer, para estar en este terreno. No importa que la Selección Española Femenina de Fútbol haya logrado su mayor hito histórico (en sólo tres participaciones), porque un señor ha irrumpido de lleno en la escena y ellas, han vuelto a quedar relegadas a ese segundo o tercer plano. Porque no sólo es Luis Rubiales. Es Jorge Vilda. Y hasta Luis de La Fuente, que poco o nada tiene que ver con esto.

Y antes fue Ignacio Quereda, ¿se acabó? Porque si se hubiera acabado, a lo mejor algunas jugadoras no habrían desaparecido del combinado nacional tras Canadá 2015. O, hace pocos meses, 15 jugadoras de la Selección no se habrían amotinado. Y ahora, hasta siete mantuvieran su postura de no ser convocables. ¿Os imagináis perderos un Mundial por un capricho?

Si ellas no fueran tan valientes como para romper techos, si ellas no se hubieran movido, ¿habría pasado algo? No es sólo el beso, es una estructura histórica, arraigada, sólida. Parafraseando a doña Alexia Putellas, en sus primeras declaraciones tras la bomba que ha supuesto el ‘piquito’ de Rubiales, sólo queremos “que haya respeto” para la mujer como profesional del fútbol, la misma que ha habido al sexo masculino. “Simplemente peleamos por eso”, dijo a TUDN. Y también por lo siguiente: “A mi generación le ha tocado ejercer de otros roles, no sólo de jugadoras, para conseguir eso, un legado que queremos dejar a las siguientes es que ellas no se tengan que preocupar de estas cosas porque son energías que centras en algo que no es tu trabajo, que está dentro del campo y no gastando energía en reuniones para conseguir mejores infraestructuras y facilidades”.

La petición es sencilla: “Necesitamos ejecutivos e instituciones que peleen por eso para estar nosotras centradas en nuestro trabajo”. Y por eso, el #SeAcabó.

¿Pero de verdad se acabó?