Es una lástima que una gesta como el Mundial conseguido por la selección española femenina de fútbol haya quedado ensombrecido y en un total segundo plano por un gesto tan reprochable y fuera de sitio como, en el fondo, anecdótico: el beso del presidente de la RFEF, Luis Rubiales, a Jenni Hermoso.
Un acto, quizá, movido por la euforia del momento, pero fuera de todo lugar en una figura como el presidente de la RFEF, quien una vez más ha demostrado no saber estar a la altura de las circunstancias y de su cargo. Una situación complicada -otra más para Rubiales- que me recuerda a aquella opinión ‘Rubiales, dimite’ que escribí meses atrás, cuando salieron a la luz unas conversaciones privadas del presidente de la Federación española de fútbol que lo dejaban en muy mal lugar, cargando contra clubes como Villarreal, Sevilla o Valencia, los cuales, literalmente, le “caían peor” que “el patético” de Madrid. En aquel momento, la lógica invitaba pensar a cualquiera que Luis Rubiales debía dar un paso al lado como presidente de la Federación, aunque eso nunca ocurrió.
Si entonces pensaba que había que saber ser presidente tanto en un foro privado como en uno público, ahora también lo considero. Y no hay nada más público que una final de un Mundial, de ahí que sobren tanto el manido beso como sus reprobables gestos en el palco. Más cuando sabe que tiene muchas miradas sobre su figura esperando el más mínimo error. ¿Por qué ponérselo tan fácil? ¿Por qué ser tan torpe?
Lo cierto es que a estas alturas de la película Luis Rubiales está acorralado. Aún más después de que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, le haya invitado públicamente a dimitir: "Las jugadoras lo han hecho todo para ganar, pero ha habido algunos comportamientos como el del señor Rubiales que recuerdan que queda mucho camino por recorrer. Lo que vimos fue inaceptable, pero también las disculpas del señor Rubiales no son suficientes e incluso no son adecuadas y que por tanto tiene que seguir dando pasos para aclararlo".
Un sinfín de personalidades públicas y de la política se han lanzado ya al cuello del enésimo tropezón de Luis Rubiales como presidente. Cuca Gamarra, portavoz del PP en el Congreso; Victoria Rosell, delegada del Gobierno por la Violencia de Genero, quien señaló el acto como “constitutivo de delito”; Yolanda Díaz, Iceta o Irene Montero, quien habla del acto como “una forma de violencia sexual”, a pesar de que lleve meses huyendo hacia adelante con la ‘Ley del solo sí es sí’ y las terribles consecuencias que ésta ha traído, sirviendo para rebajar las penas en muchos casos a violadores y agresores sexuales encarcelados. En España somos expertos a la hora de ver la paja en el ojo ajeno, pero no el grano en el propio.
Por esto y mucho más: Dimite, Rubiales. Por que una vez más no has sabido estar a la altura. En otro lugar, posiblemente, muchas de las informaciones reveladas tiempo atrás habrían sido suficientes para que el presidente de la Federación que estuviera frente a Hermoso en la entrega de medallas del Mundial ya no hubiera sido el propio Luis Rubiales y, por tanto, el tan reprobable beso nunca se hubiera dado.