Alberto Gálvez3 min lecturaNo han terminado todavía las grandes ligas y las portadas de los periódicos comienzan a llenarse de posibles fichajes para la 2024-25. Y es que el mercado estival no espera a nadie y aunque hasta el 30 de junio todos están atados, los meses previos suelen ser muy intensos en cuanto a negociaciones clandestinas se refiere.
Y uno de los jugadores que volverá a acaparar la atención a partir de entonces será Romelu Lukaku. El futbolista belga, propiedad del Chelsea y actualmente jugando en calidad de cedido en la Roma, es siempre uno de los nombres que más suenan en todos los veranos. Y es que raro es verle dos temporadas seguidas en un mismo club.
Por eso, en la planta noble de Stamford Bridge ya le han puesto un precio de salida para avisar a sus pretendientes. Según Fabrizio Romano, experto en el mercado internacional de fichajes, el conjunto londinense está abierto a venderle por 45 millones de euros. Ese es el precio de una cláusula que valdrá tanto para la Roma como para el resto de clubes interesados en él.
Así, uno de los posibles destinos del delantero del conjunto romano podría ser el Nápoles. Y en su venta podría producirse un intercambio de cromos. Porque, según Sky, al Chelsea le gusta mucho el nigeriano Osimhen y ya ha mantenido conversaciones iniciales con De Laurentiis. Además, el Nápoles cuenta con Manna como director deportivo, quien ya intentó llevarse a Lukaku a la Juventus antes de que aterrizara en la capital italiana el pasado verano.
No obstante, el PSG podría torpedear dicha operación, ya que es otro de los que está tratando firmar al atacante nigeriano.
Este pasado fin de semana tuvo lugar en la Serie A la visita de la Juventus a la Roma y Romelu Lukaku volvió a ponerse en el escaparate, precisamente ante uno de sus pretendientes esta temporada. El belga fue el encargado de estrenar el marcador a los 15 minutos, si bien Gleison Bremer puso el empate final un cuarto de hora después gracias a una internada y a una asistencia de Federico Chiesa desde la banda derecha.
Este reparto de puntos sirvió, al menos, para acabar con las voces más críticas que se levantaron después de que los de Daniele de Rossi perdiesen 0-2 contra el Bayer Leverkusen en la ida de semifinales de la Europa League.