Lo avanzaba este viernes el querido compañero Miguel Ángel Morán en 'Marca' y, por todo lo que supone, oposita a convertirse en una de las mejores noticias del verano para el Real Betis. Porque a nadie escapa que los verdiblancos, como el 80% de LaLiga, necesitan reducir masa salarial a través de ventas, rescisiones y cesiones, especialmente las que supongan un ahorro importante y, mejor aún, las que generen plusvalía. Por eso se marchó Edgar traspasado al Almería (4,5 kilos fijos y uno en variables) y lo hará Canales a Rayados (10+7), al tiempo que se escuchan ofertas por todos si son reseñables (Luiz Felipe, Luiz Henrique, Juanmi, William Carvalho...), cuenten más o menos para Manuel Pellegrini. Regalar, no, pero hacer negocio, sí. Luego, habrá que reinvertir, preferentemente por jugadores a coste cero, como ha ocurrido con Ayoze, Marc Roca y Bellerín, más Bartra, Álex Collado y Rafa Marín, esperando espacio.
Con Guido Rodríguez ocurre que, al no renovar y terminar contrato en 2024, existía el riesgo de que se marchase gratis el verano que viene. Y es cierto que no costó caro para el rendimiento que ha dado (3+3), pero dolería ese final, que ya se dio con otro fijo para Setién como Mandi. Sin embargo, la cabecera de Unidad Editorial avanza que el compromiso alcanzado entre el Betis y los agentes del pivote, la familia Sabbag, abre un horizonte de esperanza: si no llegan antes del 31 de agosto de 2023 con una propuesta no sólo atractiva para el italo-argentino, sino también para la entidad de La Palmera, ampliará su vinculación en los términos negociados (promoción hasta el segundo escalón salarial del plantel, sólo por debajo de Fekir y a la altura de Ayoze, William, Luiz Felipe y Canales) un par de temporadas, ganando tranquilidad y asegurando réditos al dueño del 70% de su pase (el otro 30% es de América).
A poco más de un mes del 'deadline', todo puede pasar, obviamente, pero el ruido alrededor del campeón del Mundo ha decrecido. Los contactos con el Barcelona fueron fugaces, pues siempre hubo candidatos que gustaban más a Xavi o la directiva, decantándose finalmente por el más barato, Oriol Romeu (4,5 millones, a plazos), para sustituir a Busquets. Era el destino que más ilusionaba a Guido, que tampoco encontró acomodo en Milan, Atlético de Madrid, Inter ni Juventus. En la Premier, Everton, Manchester United y varios pudientes pero más modestos preguntaron, si bien ninguno alcanzó el listón de 30 millones de euros fijado en la planta noble del Benito Villamarín, que ahora sería menor, aunque tampoco piensan soltarlo así como así. En cuanto a sueldo, sólo los ingleses y en otras Ligas exóticas (de Oriente Medio) colmaban sus aspiraciones monetarias, aunque no en el plano deportivo, capital para el centrocampista.
En esta coyuntura, todo apunta a su continuidad, que debería llevar aparejada en el último trimestre de este año su renovación hasta 2026 para evitar malentendidos y especulaciones, pues, legalmente, podría fichar a coste cero por quien quisiera desde Año Nuevo. No parece la idea del de Sáenz Peña, feliz e integrado junto a su mujer, Guadalupe, y su hija en Sevilla, donde habrían adquirido una vivienda recientemente y afianzado un grupo de amigos. De emigrar, tendría que ser algo económicamente muy interesante para él y el Betis, pero también que le permita subir un peldaño (léase jugar la Champions). Desde Italia hablan ahora del Nápoles, que podría apretar por un nuevo objetivo verdiblanco (tras los rumores sobre su seguimiento a Luiz Henrique y, más recientemente, Rodri y Dani Pérez). De momento, ni los Sabbag ni Planes tienen noticias desde tierras partenopeas.