No, no es cuestión de resumirlo todo al hecho que haya titulares enchufados y teóricos suplentes que se desconectan, no. Incluso, a buen seguro, el vestuario del Betis reaccionaría para negar categóricamente que hubiesen entendido que ante el PFC Ludogorets no había que esforzarse tanto. No obstante, esto último es lo que pensaría cualquiera que viese ayer el partido de la segunda jornada en el Grupo C de la UEFA Europa League. Dos veces se pusieron los heliopolitanos con dos tantos de ventaja y en ambas se negó a rendirse el cuadro búlgaro, que encontró demasiadas facilidades para generar peligro y que no rascó un punto del Benito Villamarín de milagro; pues gozó de varias oportunidades (una clarísima) en los últimos minutos de partido y Claudio Bravo acumuló varias paradas salvadoras en diversos tramos del partido.
Al filo del descanso mandaban el primer tanto de Luiz Henrique como jugador del Betis (25') y un espectacular golazo de Joaquín (39') para un Betis que jugaba a velocidad de crucero, con piloto automático y por momentos hasta con el freno de mano echado, aprovechando su buena dinámica. Encajó el 2-1 en el añadido de la primera mitad, obra de Despodov, seguramente fruto de ese exceso de tranquilidad; lo mismo que le pasó en la segunda parte.
Tras el 3-1, de Canales a falta de media hora, el partido parecía por fin sentenciado. Nada más lejos, después de cada gol, el Betis levantaba el pie del acelerador y lo pagaba. Rick hizo el 3-2 a falta de 15 minutos, dando (demasiada) emoción al tramo final de un partido que parecía (y debía estar ya) sentenciado. Gropper, en el 92', perdonó el que sus compañeros ya cantaban como 3-3. Queda la valiosa lección de que este equipo tiene que estar siempre a tope si quiere aspirar a llegar lejos en la Europa League y aspirar a clasificarse para la Champions, vía liga.
Lanzado a pesar de las importantes bajas por lesión, el Real Betis tiene a su gente en una nube de la que nadie quiere bajar. Por eso, hoy confiaba en afianzar su liderato en el Grupo C para generar un colchón que puede resultar clave en el futuro. En ese objetivo irrenunciable no se aceptan como excusas las ausencias obligadas de Juanmi Jiménez, Nabil Fekir, Víctor Ruiz y, el último en caer, Youssouf Sabaly, quien tampoco llega para el domingo en Girona. Además, Martín Montoya y Loren Morón no están inscritos para la Fase de Grupos de la Europa League y completaban una lista de seis bajas en el Betis.
Eso no impidió a Pellegrini mantenerse fiel a su hasta ahora exitoso sistema de rotaciones y realizó ocho cambios con respecto al equipo que salió de inicio ante el Villarreal. Luiz Felipe, Canales y Luiz Henrique fueron los únicos repetidores en un conjunto verdiblanco que trata de mantener su impecable estreno de curso -cuatro victorias en cinco partidos y una polémica derrota (2-1) ante el Real Madrid- y alargar su pleno triunfal como local este curso.
El PFC Ludogorets, campeón de Bulgaria las diez últimas temporadas, llegó a Sevilla deseoso de seguir sorprendiendo a base de victorias, después de tumbar a la Roma de José Mourinho. Ya advertieron de que no les asustaban las entradas de más de 50.000 espectadores que promedia el Benito Villamarín y confiaba en su buen momento de forma. Su inicio de campaña también está siendo brillante, con siete victorias y 29 goles a favor en sus ocho primeros compromisos ligueros, y adoptó de inicio un teórico papel de sumiso que sólo era un disfraz. Aprovechó a la perfección sus momentos y supo aprovechar cada vez que el Betis no estaba al cien por cien para generar peligro en el área de Bravo.
El tramo inicial del encuentro dejó a un claro dominiador de la posesión, un Betis que movía la pelota de manera fluida buscando conectar con la movilidad de Canales y los constantes desmarques de ruptura de Luiz Henrique, aunque sin generar demasiado peligro y con piloto automático. Sin prisa. Enfrente, un Ludogorets que esperaba en campo propio con casi todos sus efectivos, ordenado, preparado para salir a la contra y intentando ser contundente al choque, sin titubeos a la hora de cortar ataques locales con faltas.
Tanto se esmeraban en su carácter expeditivo que, en el 10', el árbitro letón Treimanis perdonó a los búlgaros un más que posible penalti por una carga de Cicinho sobre el propio Luiz Henrique, que le había desbordado dentro del área. Puede que, incluso, le perdonase la expulsión al lateral del Ludogorets, pues sólo tres minutos después éste volvía a derribar al '11' verdiblanco con una fea zancadilla a la altura del tobillo que ni siquiera fue merecedora de amonestación para el colegiado.
Con esa contundencia y orden, el Ludogorets consiguió aplacar la fogosidad del Betis en el tramo inicial, le quitó el balón, detectó huecos en el pasillo central -entre los dos pivotes locales- y merodeó el área de Bravo, que tuvo que lucirse en el 23' al zapatazo de Teptekey. Avisaba también el goleador Despodov, que no llegó a un cabezazo en boca de gol por poco. Sufría el Betis y se hacía el silencio en la grada, pero la respuesta (de ambos) fue poderosa.
Luiz Henrique volvió a agitar el partido y elevó los decibelios tras controlar pegado a la derecha, irse de dos rivales y obligar a lucirse a Padt, portero del Ludogorets que sólo tardó unos segundos en volar para repeler un zapatazo de Canales desde la frontal. El balón le cayó en la izquierda a Miranda, que la puso al segundo palo para que Luiz Henrique, de cabeza, marcase su primer tanto como bético y lo celebrase escondiendo el balón bajo la camiseta y llevándose el pulgar a la boca para dedicárselo a su futuro hijo. Luego fue desapareciendo y en la segunda mitad apenas se dejó ver, pero su primera media hora fue muy buena.
Justo después del gol tuvo que volver a intervenir Bravo, esta vez para negarle el gol a Cauly con un manoplazo salvador, pero en general el Betis recuperó el dominio y la iniciativa a partir del 1-0. Guardado lo intentó con un remate acrobático pasada la media hora y a Canales le salió demasiado centrado un nuevo disparo desde media distancia, antes de que Joaquín rompiese su guadianesca primera parte con una obra de arte. En el 39', el capitán recibió en el vértice izquierdo del área un servicio en corto de Miranda (dos asistencias) y pusiese el balón en la escuadra.
Ni por esas se rindió el Ludogorets, animado al comprobar que no le costaba tanto generar peligro. Midió mal Paul y Aitor Ruibal concedió una falta peligrosa, aunque algo escorada a la izquierda. Despodov lanzó con potencia y cuando Bravo acertó a sacar sus guantes, el reloj del árbitro avisaba de que el balón ya había entrado y el 2-1 amargaba la primera parte.
En la reanudación tuvo que aparecer una vez más Bravo para hacerle un paradón a Thiago, en una rápida y multitudinaria contra del Ludogorets de nuevo por el pasillo central. El equipo se partía con demasiada facilidad y Pellegrini no esperó ni a la hora de juego para dar entrada al omnipresente Guido Rodríguez en lugar de un desacertado Paul.
Los búlgaros aprovechaban un córner a favor del Betis tras otra buena intervención de Padt al enésimo intento desde lejos de Canales. Tuvo tres intentos repelidos por el meta del Ludogorets, que no pudo hacer nada a la cuarta. Insistió e insistió el cántabro, que aprovechaba su libertad de movimientos para llegar con frecuencia al balcón del área. Tuvo suerte, al ganar un rechace en un pase interceptado que le permitió dejar atrás a Witry y batir, por fin, al portero rival con un disparo cruzado con el que puso el 3-1 en el 59'.
El tercer tanto del Betis tampoco obtuvo tintes de sentencia. Pellegrini hizo más cambios y dio entrada Rodri, por un ovacionado Joaquín, y Pezzella, por un Luiz Felipe que se marchó con molestias en un tobillo. Todo parecía controlado, pero el equipo volvió a levantar el pie del acelerador y volvió a pagarlo, encajando el 3-2 tras un zapatazo de Rick a un cuarto de hora para el final.
Se mascó la tragedia, con varias acciones a balón parado y, sobre todo, con una ocasión de Gropper, que se plantó ante Bravo en el 92' y la mandó fuera con todo a favor y con el banquillo visitante celebrando ya el empate. La victoria deja líder al Betis con un seis de seis, seguido de Ludogorets y Roma con tres y el Hensinki, que hoy perdió ante los italianos por 3-0 y sigue sin estrenar su casillero.
3- Real Betis: Bravo; Aitor Ruibal, Luiz Felipe (Pezzella 72'), Edgar, Miranda; Paul (Guido Rodríguez 56'), Guardado; Luiz Henrique (Álex Moreno 85'), Canales (William Carvalho 85'), Joaquín (Rodri 72'); Willian José.
2- PFC Ludogorets: Padt; Witry (Gropper 62'), Verdon, Nedyalkov, Cicinho; Cauly, Piotrowski, Show Cafumana (Nonato 62'); Teptekey (Rick 70'), Thiago (Tissera 80') y Despodov (Delev 69').
Árbitro: Andris Treimanis (Letonia). Amonestó a los locales Aitor Ruibal, Paul y Guardado, además de al técnico Manuel Pellegrini, y a los visitantes Show, Despodov, Teptekey, Nedyalkov y Tissera.
Goles: 1-0 (25') Luiz Henrique; 2-0 (39') Joaquín; 2-1 (45+1') Despodov; 3-1 (59') Canales; 3-2 (75') Rick.
Incidencias: partido correspondiente a la segunda jornada en el Grupo C de la UEFA Europa League, disputado en el estadio Benito Villamarín de Sevilla ante 43.113 espectadores.