Lo intentaron y lucharon hasta el final, pero no fue suficiente. Olympiacos afrontaba un desafío monumental: revertir un 3-0 frente a un Bodo/Glimt que se ha mostrado como el equipo más letal de la competición. Solo un club había conseguido una remontada similar en la historia de la Europa League: el Valencia.
El equipo de José Luis Mendilibar quería ser el segundo, pero se topó con un Haikin infranqueable y una noche sin fortuna. A pesar de ello, el esfuerzo realizado dejó motivos de orgullo entre los seguidores griegos.
Los primeros 30 minutos fueron de claro control para Olympiacos. Rodinei y Chiquinho generaron las ocasiones más claras, pero un enorme Haikin evitó el gol en varias oportunidades. Y ese desgaste pasó factura. En el minuto 35, Hauge lideró un contraataque del Bodo/Glimt, enviando un centro preciso al segundo palo, donde Høgh solo tuvo que empujarla.
Un golpe anímico para los de Mendilibar, que se vieron descolocados. La tensión les pasó factura, y Rodinei, en un acto de desesperación, cometió una falta que le costó la amarilla. A pesar del mazazo, los locales intentaron reaccionar, pero la ansiedad les impidió generar ocasiones claras antes del descanso. 0-1 y todo cuesta arriba.
Consciente de la situación, Mendilibar movió el banquillo en busca de una remontada. Yaremchuk y Mouzakitis entraron para dar un vuelco al partido. El impacto fue inmediato: en el minuto 53, el delantero ucraniano aprovechó un resbalón de un defensor rival y puso el 1-1 en el marcador.
Con el empate, Olympiacos se volcó al ataque y encontró su gran oportunidad con un penalti revisado por el VAR. Rodinei se encargó del disparo, pero Haikin, con una estirada sensacional, frustró la remontada.
A pesar del fallo, los griegos siguieron presionando. Un gran control de Yaremchuk le permitió deshacerse de su marcador y, con un disparo que pegó en el poste antes de entrar, puso el 2-1. Sin embargo, el resultado seguía siendo insuficiente tras la derrota en la ida.
El Bodo/Glimt resistió los últimos minutos, aprovechó una pérdida de balón para lanzar un contraataque letal y obligó a Tzolakis a cometer una falta fuera del área. Expulsión directa y Olympiacos con uno menos. Con el descuento agonizando y un portero improvisado en el arco, el equipo griego lo intentó hasta el final, pero no hubo milagro.
El árbitro decretó el final y con él se esfumó el sueño europeo de Mendilibar de lograr su tercer título consecutivo tras ganar la Europa League con el Sevilla en 2023 y la Conference League con Olympiacos en 2024.