Historia. Simplemente historia. Luis de la Fuente se ha coronado como el entrenador que le ha regalado a la Selección Española la cuarta Eurocopa de su historia colocándola como la que más tiene en la existencia del torneo. En solitario. Nadie empata al combinado español. Ha participado en cinco finales y ha conseguido imponerse en cuatro de ellas. Lo de esta noche ha sido una exhibición. Ha conseguido generar un clima competitivo absolutamente brutal y poco a poco se ha establecido como uno de los mejores gestores de vestuario en toda la historia de nuestro combinado nacional. Pero es que además, tras conseguir el título, ha tenido tiempo para exigirse más a sí mismo y pedir mucho más de cara al futuro.
EL riojano ha hablado en los micrófonos de RTVE en plena celebración y ha dejado varias pinceladas muy interesantes: "No se puede estar más feliz. Ver a la afición, ver a los jugadores. No se puede estar más feliz. Se ha coronado un auténtico equipazo, con merecimiento. Hoy estoy más orgulloso aún. Ojalá esto sirva para hacernos más grandes".
Hablaba del futuro, seguramente, pensando en el Mundial de 2026: "Siempre se puede mejorar. Es nuestro objetivo. La virtud de este equipo es que queremos ser siempre mejores. Vamos a conseguir ser mejores en la siguiente competición".
También habló en este sentido Nico Williams, que en sus declaraciones volvió a demostrar que no es casualidad que se establezca como uno de los mejores jugadores de Europa. Marcar en la final de la Eurocopa y en la celebración, con 22 años, pensar en el Mundial, es algo abrumador: "La verdad que muy contento. Toda nuestra gente se lo merece. Hemos trabajado todos los días. Ojalá seguir así con la selección, y ahora a por el Mundial".
Él ya lo advirtió desde el principio. Iban a ganar, lo tenían en la cabeza y nadie les iba a privar de ese sueño: "Si, la verdad que nadie puede con nosotros. Lo dije desde el principio. Somos un auténtico equipazo y ahora mira, a toda esta gente. Se lo merecen".
Y es que con el tanto que ha anotado se ha consagrado como lo que es, una auténtico crack mundial. Tanto él como Mikel Oyarzabal pasarán a la historia como los que permitieron a 48 millones de españoles volver a celebrar un título de su país.