El perdón es algo que se nombra mucho entre los creyentes y cristianos. Quien esté libre de pecado que tire la primera piedra, pero siempre está el perdón, la redención, y esto es precisamente lo que ha ocurrido con la posición de Luis de la Fuente en la selección española de fútbol.
No es que el Cristo de El Cachorro, al que De la Fuente tiene adoración, le haya ayudado, sino que el técnico riojano ha hecho olvidar a todos los ya lejanos aplausos que dirigió a Luis Rubiales, quien apostó por él para la Selección, durante aquella rueda de prensa esperpéntica del por entonces presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF).
El diablo está en todas partes, al igual que la tentación, representada entonces por aquellos aplausos, pero entonces De la Fuente pidió perdón y en silencio, sólo con su trabajo, fue ganándose la redención, la cual encontró tras la conquista de la Liga de Naciones. Luego tuvo algún momento crítico durante la clasificación para la Eurocopa como el partido ante Escocia, pero el seleccionador siguió trabajando y hoy en día, después de alcanzar la final de la Eurocopa de forma brillante, está plenamente salvado de toda culpa.
"Vamos a ayudar a que el fútbol español sea admirado por su fútbol", dijo De la Fuente el pasado 21 de marzo, mientras la Selección estaba concentrada para enfrentarse a Colombia y Brasil en dos amistosos y la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil registraba los despachos de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), otro de los momentos angustiosos para el seleccionador.
Luis de la Fuente llegó a la Federación en 2013, cuando Ángel María Villar le colocó en la sub-19 por recomendación de Iñaki Sáez, uno de sus grandes valedores en el fútbol. Rubiales se decantó por él para la absoluta en un momento en el que necesitaba un perfil bajo y alguien que no costase mucho dinero. Probablemente, sin saber que estaba tomando una de sus mejores decisiones desde que accedió a la presidencia de la Federación.
De la Fuente fue agradecido con Rubiales en esos aplausos, quizás por el miedo a perder lo que tanto le había costado conseguir y para lo que tanto había trabajado, pero ha logrado redimirse de su gran pecado, afrontar las consecuencias y volver renacido. Arrojando luz a una Selección que había estado vagando por las tinieblas tras haber tocado el cielo. Es por esto que Rubiales estará de alguna manera presente en la final de Berlín de este domingo, porque en algún momento, por pequeño que sea, Luis De la Fuente se acordará de la persona que le puso ahí, algo que habla muy bien de quién es.