Ya puede ir preparando Sampaoli la varita mágica, porque tiene, a simple vista, mucho trabajo por delante. El Sevilla FC volvió a encajar una sonrojante goleada en Champions League (1-4) en su estadio ante un Borussia Dortmund letal al contragolpe, con un Bellingham estelar, que aprovechó las facilidades nervionenses en defensa. De nada sirvió el ímpetu local al comienzo de cada fase, incluso después del tempranero 0-1 de Guerreiro, porque la manta era tan corta que los blanquirrojos terminaron resfriados, protagonizando el enésimo ejercicio de impotencia. La capacidad de motivación del argentino es conocida, aunque necesita mimbres y, si Monchi no se muestra más atinado en enero, el panorama se antoja poco halagüeño. En LaLiga, hundido cerca del pozo. En el Grupo G de la UCL, condenado a ser tercero como premio mayor.
La grada, eso sí, fue justa de principio a fin con Lopetegui, desbordado por los acontecimientos aunque elegante para no desviar la atención. Otros lo habrían hecho con todo el derecho del mundo. En un final imprevisible, fue 'obligado' por Monchi a despedirse en el centro del campo, ovacionado y emocionado, pidiendo perdón a una afición que, aparte de cargar contra Pepe Castro y sus más directos colaboradores, indultó a un entrenador que nunca ha calado del todo en el sevillismo, aunque le ha brindado tres clasificaciones seguidas para la máxima competición continental por vez primera en sus historia y una Europa League. Nada mal. Cualquiera con dos dedos de frente habría abrochado la película de mejor manera en mayo. Pero a toro pasado hay muchos toreros...
De inicio, la intensidad se confundía con la precipitación en los nervionenses, capaces de robar varias veces muy arriba, aunque a este acierto le seguían malas entregas y disparos lejanos con nulas posibilidades de éxito. Además, enseguida enseñaba la patita el conjunto de Terzic, que vive de apretar y trazar rápidas transiciones, como el slalom de Adeyemi que cortó bruscamente con una falta por detrás Gudelj. Era la antesala del primer golpe al mentón de los aurinegros, que llegó antes de cumplirse siquiera el minuto 6: gran cambio de orientación de Bellingham a la espalda de Navas que Guerreiro hizo mejor con un control orientado y un zurdazo que superaba a Bono por alto para alojarse en la red. Un inoportuno accidente que, al menos al principio, no mermó el ánimo de un graderío con las ideas claras: despedir con agradecimiento a Lopetegui y cargar contra el palco.
Tampoco bajaron los brazos los profesionales blanquirrojos, hasta el punto de que En-Nesyri tuvo el empate apenas cuatro minutos mas tarde, a pase de Joan Jordán, aunque el doble remate a bocajarro del marroquí, muy centrado, fue repelido por Meyer. No es ningún secreto que no anda con confianza el ex del Leganés, arropado públicamente por su seleccionador y por el propio técnico vasco. La tendencia de recuperación, acaso con un intercambio de golpes ante lo poco ya que perder del Sevilla, era evidente. Suso, que estrelló luego contra la barrera el libre directo que provocó en el encontró a Isco, que sorprendió llegando desde atrás, pero su testarazo no encontró puerta. La agresividad era el común denominador de hispalenses y renanos, pero la potencia foránea hacía estragos a la hora de dibujar contragolpes. En el 21, los riesgos obligados por el marcador estuvieron a punto de costar muy caro y de suponer un claro punto de inflexión, aunque Maurizio Mariani indultó, tras consultar el monitor del VAR, a un En-Nesyri que corrigió veloz el cuatro contra Bono propiciado por Adeyemi, que había dejado previamente la plancha a Navas, por lo que todo se rebobinó felizmente para el Sevilla.
El gran problema de los de Lopetegui seguía estando atrás, pues el Dortmund percutía con una inexplicable superioridad numérica, pese a que el 1-3-4-3 del anfitrión debía convertirse en un 1-5-3-2 en defensa. La verticalidad de los teutones se atragantaba continuamente, llevándose las más de las veces la ex escuadra de Haaland los duelos individuales. En el filo de la navaja, los bloqueos funcionaron tras la dejada atrás de Adeyemi para que ni Moukoko ni Meunier remachasen. Con todo, reiteraba el pulso su oponente, que volvería a acariciar las tablas tras una acción que inició (con un gran robo) y finalizó (con un gran cabezazo abajo que abortaría Meyer) un ‘enchufadísimo’ Youssef En-Nesyri. El córner que provocó el magrebí fue peinado en el primer palo para que José Ángel rematase en el segundo en semi fallo aunque con ventaja. Un perdón mortal de necesidad, ya que Bellingham destapó el tarro de las esencias a cuatro del intermedio para hacer el segundo, regateando a Gudelj y definiendo con extrema clase al palo contrario. Un mazazo para el ímpetu y el compromiso sevillistas, derrumbados ya definitivamente con el tercero de Adeyemi, insultantemente solo para apuntillar el rechace de Bono a disparo de Moukoko, que había burlado de nuevo a Nemanja. Los cánticos, en su mayoría hacia la directiva y en defensa del entrenador saliente, se desencadenaron sin remedio.
El fútbol fue justo con En-Nesyri nada más reanudarse la contienda: el marroquí se elevó más que nadie (con Schlotterbeck rendido) para picar de cabeza junto al poste un córner botado por Telles, si bien Moukoko estuvo a punto de arrojar otro jarro de agua fría tras el saque de centro con una acometida en solitario que terminó en mano a mano. El portugués tuvo pronto el 2-3 a pase del recién ingresado Lamela, pero la cruzó en exceso, confiando seguramente en que alguien acudiera al remate en el segundo palo. El intercambio de golpes seguía, hasta el punto de Moukoko mandaba ligeramente alta una vaselina sobre la salida de Bono, que tapó bien a renglón seguido a Malen, que tampoco pudo ajustarla del todo sobre la bocina. En cualquier caso, sin desmerecer la actitud (no fue eso lo que falló en la fase anterior), el panorama había cambiado, con el milagro reclutando poco a poco más adeptos, pese a que el cansancio jugaba a favor del Borussia. En el 73, el Papu no llegó por poco al centro de un incansable En-Nesyri.
Por todo lo anterior, chirría que Brandt cabecease al ángulo tan sumamente libre de marca para dejar todo de una vez visto para sentencia. El arreón de orgullo postrero casi supone el estreno anotador de Dolberg como sevillista, aunque su media chilena quedó abortada entre Meyer y el larguero. De todas maneras, estaba en fuera de juego y habría sido anulado. Tampoco lo logró desde su casa el Papu. No era, en definitiva, la noche de la épica en blanquirrojo, que vivimos así en directo.
FICHA TÉCNICA.-
Sevilla FC: Bono; José Ángel Carmona, Gudelj, Kike Salas; Jesús Navas (Montiel 46’), Joan Jordán (Dolberg 77’), Rakitic (Delaney 62’), Alex Telles; Suso (Lamela 46’), Isco (Papu Gómez 62’) y En-Nesyri.
Borussia Dortmund: Meyer; Meunier, Süle, Schlotterbeck, Guerreiro (Rothe 80’); Emre Can, Özcan (Papadopoulos 85’); Adeyemi (Malen 64’), Bellingham, Brandt (Hazard 85’); y Moukoko (Modeste 80’).
Árbitro: Maurizio Mariani (italiano). Amarillas a los locales Gudelj, Lamela y Kike Salas, así como al visitante Özcan.
Goles: 0-1 (6’) Guerreiro; 0-2 (41’) Bellingham; 0-3 (43’) Adeyemi; 1-3 (51’) En-Nesyri; 1-4 (75’) Brandt.
Incidencias: Encuentro correspondiente a la tercera jornada del Grupo G de la Champions League, disputado en el Estadio Ramón Sánchez-Pizjuán de Sevilla ante 34.598 espectadores, con unos 1.500 aficionados alemanes en las gradas. Se guardó un minuto de silencio por las víctimas del partido en Indonesia.