La temporada 24/25 se encuentra en procedimiento y el Celta de Vigo permanece atento al presente pero también al futuro. El trabajo de Marco Garcés tiene varios puntos rojos marcados en su agenda. Desde las renovaciones de Iago Aspas, Mingueza o Hugo Sotelo, entre otros a monitorizar el rendimiento y papel de jugadores cedidos por la entidad. Uno de ellos es Unai Núñez. El futbolista vasco tiene contrato hasta 2029 pero este curso hizo las maletas para jugar a préstamo en el Athletic Club. Su viaje puede ser sin retorno después de que en San Mamés mediten quedarse con la propiedad definitiva de sus servicios.
Criado en Lezama, Núñez es uno de esos cachorros que tuvo que salir fuera para encontrar su sitio. Llegó a Vigo en la temporada 22/23 como cedido y la entidad gallega lo acabó comprando a final de curso por siete millones de euros. En esos dos años en Balaídos disputó 76 partidos, anotó un gol y repartió dos asistencias. Este verano hizo el camino inverso y volvió como cedido al conjunto de Bilbao. La falta de centrales en el Athletic el curso anterior obligaron a Ernesto Valverde a encontrar soluciones. Dani Vivian y Aitor Paredes lo coparon prácticamente todo con la lesión Yeray Álvarez.
El rendimiento de Núñez hasta el momento no está pasando desapercibido cuando juega. Ha actuado en tres partidos de Liga y uno de Europa League, donde además dio una asistencia en el Olímpico de Roma. Valverde está contento con sus actuaciones y el Athletic está sopesando hacer efectiva la opción de compra contemplada en su contrato de préstamo, según detalla el diario Marca.
Esta posibilidad implicaría un reajuste de su ficha o salario. Actualmente el Celta de Vigo corre con una parte importante de la misma en ese vínculo de cesión. Por lo que de quedarse en Bilbao deberá renegociar su montante a percibir. No será ese un problema significativo en caso de que la probabilidad de su permanencia cobre fuerza.
El jugador ya mostró su felicidad por retornar a Bilbao recientemente: "Entré a Lezama con nueve años. He estado aquí gran parte de mi vida y he crecido como futbolista y persona. A pesar de haber estado dos temporadas fuera, lo considero mi casa y estoy contento por volver. Cuando vine al Athletic era el chaval más feliz del mundo. La gente de Bilbao sueña con jugar en el Athletic. Yo venía a disfrutar y a intentar mejorar. El Athletic es Lezama", dijo hace unas semanas en El Correo.