El Celta de Vigo fue una de las grandes decepciones en la temporada recién finalizada. Afrontaba con la máxima de las ilusiones la competición con el año del Centenario pero las cosas no salieron tal y como habían planeado. El fichaje estelar de Rafa Benítez fue un fracaso y el técnico del filial, Claudio Giráldez asumió el mando en la recta final. Se consiguió finalmente el objetivo de la permanencia en Primera división pero quedan cabos por atar de cara al nuevo curso. La presidenta, Marián Mouriño, y el director deportivo, Marco Garcés, trabajan a destajo para evitar otra campaña de sustos.
Mucho se esperaba del Celta de Rafa Benítez en LaLiga, pero lo cierto es que el equipo gallego nunca encontró la fórmula ganadora. Pasaban las jornadas y el club estaba posicionado en los puestos bajos, coqueteando de lleno de con la zona descenso. El madrileño fue destituido al término de la jornada 28 después de la derrota en el Santiago Bernabéu. Su balance en Liga fue de cinco victorias, nueve empates y 14 derrotas. En Copa del Rey alargó más su andadura hasta caer en cuartos de final contra la Real Sociedad.
Con el proyecto en decadencia, la gerencia de la entidad entregó las llaves del vestuario a Claudio Giráldez, hasta entonces entrenador del filial. Sus buenos resultados y buen fútbol le valieron la oportunidad de prestar servicio en la máxima categoría. El gallego salvó al equipo, dejándolo en la decimotercera posición con 41 puntos. Una balsa de tranquilidad para un año que llegó a convertirse en pesadilla.
Ahora el técnico de la casa partirá de cero. Con lo que eso supone. Trabajo mano a mano con el mexicano Marco Garcés para confeccionar la plantilla de la 24/25. Y tiene por delante varias incógnitas a resolver. La primera colocar a los descartes y seguir ingresando dinero que permitan traer jugadores que sigan generando plusvalías.
En este sentido, todos los focos apuntan al noruego Strand Larsen. A sus 24 años está ligado con el gol. Este campeonato ha firmado 13 dianas y varios equipos de renombre lo tienen en su agenda. Desde el Nápoles, pasando por el Stuttgart (que jugará Champions la próxima temporada).
Está cifrado en un precio de salida de 30 millones de euros. Ya lo avisó el director deportivo y no lo van a regalar. Pdro en caso de que el nórdico no salga por la ausencia de una oferta convincente, otro compañero de ataque como Douvikas tiene opciones de abandonar el club en este mercado. El griego llegó del Utrecht este pasado verano a cambio de 12 'kilos' y también anotó 13 dianas entre Liga y Copa. Unas cifras que lo colocan en el escaparate y hace que se escuchen las propuestas que lleguen por él.
Mucho trabajo por delante en Balaídos este mercado y el claro objetivo de no pasar los apuros acontecidos en la amarga temporada del Centenario.