Rafa Benítez se la juega este viernes ante el Almería, colista de Primera división. El Celta no aguanta más a Benítez: victoria o despido fulminante. Los vigueses dejaron escapar dos puntos el pasado fin de semana ante un rival directo por evitar el descenso como es el Cádiz y eso acabó de agotar la paciencia del club celeste. Pese a ello, existen voces discordantes dentro de la entidad y hoy por hoy nadie quiere plantearse un escenario más allá del viernes, confiando en imponerse al colista.
Balaídos dictará sentencia ante un entrenador que, pese a su trayectoria, aún cuenta con cierto crédito en la planta noble celeste. Tal y como apunta Marca, en el seno de la entidad existe una opinión que apunta a que cambiar de técnico en el último tercio de LaLiga no garantiza una mejora del plantel, siendo una decisión que encierra demasiado riesgo. Especialmente en el año del centenario del club.
En cambio, en el otro lado de la balanza se encuentra el propio Rafa Benítez y sus argumentos, ofreciendo unas explicaciones que cada vez convencen menos en el seno de la entidad, con cero autocrítica y pocas soluciones. Las últimas conversaciones entre las partes se están resumiendo en más disculpas que otra cosa y el proyecto, como es evidente, no ha arrancado.
En Balaídos ven que el equipo está hundido, que tan sólo ha sumado cuatro victorias en el presente curso y que en el epílogo de sus partidos, como le ocurriera ante el Cádiz, ha perdido 15 puntos; un dato irrefutable ante el que Benítez tampoco tiene solución. Las razones para hablar del despido de Rafa Benítez son muchas, con varios ‘incendios’ dentro del vestuario y una falta de optimización de recursos. Con este historial, lógicamente, tampoco cuenta con el respaldo de la grada.
Marian Mouriño, presidenta del club, es quizá su principal valedora. En su momento ya dijo que lo aguantaría hasta que la situación fuese insostenible, y ese momento parece haber llegado este viernes. En cualquier caso, si se salvan los muebles -como todos esperan-, en junio habrá que volver a sentarse y analizar detenidamente la situación, pues el plantel del Celta es el más caro de su historia y, por tanto, tiene nivel para ser algo más que el cuarto peor equipo de Primera división.
Otra razón de peso a la hora de hablar del futuro de Rafa Benítez es lo económico, con tres años de contrato firmado a razón de cinco millones de euros brutos por temporada. El técnico madrileño se aferra a lo firmado y no tiene intención de ponerlo sencillo a la hora de un despido, algo legítimo en cualquier caso. No sólo por el dinero, que también, sino por evitar ponerlo fácil a la hora de tomar una decisión que, ante los ojos del fútbol, supondría que su retorno a LaLiga ha resultado un fracaso.