El Celta afronta el parón por los compromisos internacionales en una situación desesperada después de haber caído contra el Athletic en un partido loco en San Mamés que terminó 4-3 a favor de los 'Leones' y prolonga su racha sin ganar a nueve jornadas. Ahora mismo, los vigueses ocupan puestos de descenso con solo siete puntos en su casillero y a dos de la salvación, marcada ahora por un Mallorca con un partido menos.
Pese a la debacle, la alta cúpula viguesa ha decidido prorrogar la confianza en Rafa Benítez y le ha mantenido nuevamente en el puesto sin valorar que este parón le habría otorgado tiempo a un nuevo técnico para trabajar con el equipo e inculcar su filosofía. El desembolso económico que supondría despedirle tras firmar por tres temporadas a razón de cinco millones brutos al año y el hecho de tratarse de un proyecto a largo plazo han convertido en infinita la paciencia de la planta noble celeste, que se refugia en los fallos arbitrales para respaldar una decisión condicionada por el asunto financiero.
Y es que el Celta de Rafa Benítez presenta estadísticas paupérrimas, hasta el punto de que su primer tercio de competición es uno de los más pobres de toda su historia. No en vano, para encontrar uno peor hay que remontarse ochenta años atrás, más concretamente a la temporada 43/44, cuando, tras la disputa de 13 partidos, sumaba cinco puntos merced a una victoria y tres empates, lo que equivaldría a seis unidades en el actual sistema de puntuación. Aquella temporada había firmado las mismas victorias, pero un empate menos, lo que marca la mínima diferencia entre una y otra.
Además, en la campaña 85/86 registraba cinco puntos (Siete en la Liga de tres puntos), pero había conseguido una victoria más, por lo que el balance de este ejercicio también es peor que este y refleja el momento crítico que viven en Balaídos, donde las cuentas para la salvación empiezan a preocupar considerablemente.
Teniendo en cuenta que la salvación se tasa habitualmente en unos 40 puntos, el Celta debería sumar en los 25 partidos que restan alrededor de 33, lo que exige ganar unos 10 partidos en los dos tercios que quedan. Es decir, que necesitaría multiplicar por cuatro, como mínimo, los puntos conseguidos con una reacción meteórica, lo que, a día de hoy, ven muy complicado en Balaídos. Todo un reto para un Rafa Benítez que ahora mismo se encuentra contra las cuerdas a pesar del apoyo infinito recibido por la directiva viguesa.