El Castellón terminó la primera vuelta en Segunda división el pasado 22 de diciembre ante el Elche en el estadio de Castalla. El Castellón sumó su segunda derrota consecutiva ante los ilicitanos pero más allá del resultado negativo, a falta de poco más de 20 minutos, el conjunto dirigido por Dich Schreuder vio como ingresaba en el terreno de juego Ousmane Camara.
Ousmane Camara, que cumplió el pasado mes de noviembre 23 años, llegó al Castellón en el último mercado de fichajes de verano procedente del Auxerre de Francia que decidió cederlo en la anterior campaña al Annecy de la Segunda división gala. El Castellón pagó por Ousmane Camara medio millón de euros pero detrás de su debut, hay una historia de superación personal que le llevó a pasar por la cárcel.
Ousmane Camara nació en Guinea y en Conakri, la capital de su país de nacimiento, el ahora jugador del Castellón narró hace algunos meses ese duro periplo para llegar a vivir del fútbol: "Va a ser difícil para mí, pero tengo la obligación de contarlo", declaró. Con 15 años, Ousmane Camara se trasladó a Mali, después a Niger y fue ahí donde empezó su pesadilla ya que apareció un hombre que lo llevó hasta Libia.
En ese país, Ousmane Camara fue llevado a una cárcel donde estuvo 3 meses junto a otros inmigrantes. En esa prisión, Ousmane Camara fue torturado a diario y además, vio como asesinaban a otros presos delante de él: "Si les pagabas quedabas libre y si no tenías dinero cada mañana te daban al menos 40 o 50 golpes". Ousmane Camara terminó escapando en un momento de descuido de los guardias.
Ahí fue donde el jugador del Castellón inició una larga travesía hasta un campo de refugiados cerca del Mediterránero. Ahí partió en una pequeña embarcación a Italia en una travesía de 18 horas tal y como el propio Ousmane Camara narró: "Caí al agua y alguien me ayudó a volver al barco. Salimos a las 20:00 h. y llegamos al día siguiente a las 14:00 h. Se habían agotado los bidones de gasolina y no sabíamos qué iba a pasar. Todo el mundo lloraba. Pensábamos que nos íbamos a morir allí".
En Italia, se escondió en los baños de un tren que viajaba hasta Francía, donde el jugador guineano tenía claro que quería llegar para cumplir su sueño de ser futbolista: "Mi sueño era llegar a Francia y ser futbolista profesional para ganarme la vida y ayudar a mi familia, que no tiene nada". Ahí estuvo hasta que el Auxerre lo reclutó para su cantera.