Tarde-noche para olvidar de Chris Ramos, que tuvo en sus botas y en su cabeza prolongar la ilusión del Cádiz CF por una salvación que se le ha escapado entre los dedos por dos malas decisiones, pues no tuvo culpa el delantero amarillo de que Kike Salas se interpusiera casi en el alargue, aunque el testarazo del '16' rebotó en el codo del central aruncitano, acción que, quizás por que éste se encontraba girado y de espaldas, sin ocupar su brazo izquierdo una posición antinatural, ni siquiera se revisó en la sala VOR. O, mejor dicho, no supuso un aviso de Del Cerro Grande a Ortiz Arias para que acudiese al monitor. Al filo del descanso, el punta visitante sí marró una ocasión pintiparada, tras ganar el forcejeo con Badé y regatear a Nyland, para precipitarse en el remate a puerta vacía y mandarla fuera. En el 66, la acción más polémica, sí tuvo de nuevo al artillero con ascendencia estadounidense como desafortunado protagonista.
De esta forma, tras un carrusel de llegadas por parte del equipo de Mauricio Pellegrino, el propio central francés, en su intento por despejar, provocaba una indeseada vaselina sobre la media salida de Nyland que celebraron efusivamente los centenares de aficionados llegados desde la 'Tacita de Plata'. Unos segundos después de lamentarse, y he aquí el principal motivo de protesta de los foráneos, el bueno de Loïc se fue al suelo, quejándose de una patada por detrás de Chris Ramos en su intento de rematar que, repetición mediante, quedó meridianamente clara. Como no podía ser de otra forma, el juez principal fue apercibido de su error al conceder el 0-1, acudiendo, visiblemente contrariado (parecía no querer invalidarlo), a la banda para comprobar que, efectivamente, no había otra interpretación posible que falta en ataque, por lo que los más necesitados en el derbi andaluz tuvieron que aguardar hasta el epílogo para respirar.
Pasada la media noche, la RFEF liberaba los audios del VAR en los que, como era de esperar, Del Cerro Grande recomienda a Ortiz Arias revisar la acción, aunque otros expertos entienden que es posterior al toque de Badé y demasiado leve para que deba sancionarse. Lo increíble del segundo de los colegiados referidos es que, quizás arrepentido, amonesta a Gonzalo Escalante por protestar, pero le pide que se contenga para no tener que expulsarlo: "Cálmate, que tu equipo te necesita. Te lo pido por favor; tu equipo te necesita". Después, comunica a su compañero en Las Rozas que va a señalar "golpeo temerario", aunque rectifica sobre la marcha y lo califica de "imprudente". Sin duda, no las tenía todas consigo.
Justo en la acción del gol anulado, entonces concedido en primera instancia por Ortiz Arias, el colegiado madrileño recogió del césped, dentro del área local, una botella de refresco, aparentemente de cola, llena y con su tapón puesto que, por suerte, no impactó en nadie, sevillista, gaditano o colegiado. El objeto fue entregado al delegado de campo y, posteriormente, se hizo constar en el acta un lanzamiento que pudo costar más caro que la multa que seguro caerá al Sevilla FC por un incidente leve de público del todo inapropiado. "En el minuto 69 se lanzó desde la grada de Gol Norte al terreno de juego una botella de plástico de 50 centilitros con tapón y medio llena, sin impactar en ningún jugador, pero cayendo cerca de varios jugadores del equipo visitante. En ese momento se la entregué al delegado de campo y se le advirtió de que debían activar el protocolo contra lanzamiento de objetos", aclara el documento oficial.