La mejoría del Cádiz Club de Fútbol en las últimas semanas ha sido notoria. Los gaditanos han pasado de estar en una situación muy comprometida a llegar al parón por el Mundial de Qatar con opciones de mantener la categoría en Primera división, una situación que era prácticamente una quimera hace unas semanas. El cambio de imagen sobre el terreno de juego en las últimas jornadas ha coincidido con la entrada en las alineaciones de jugadores como Brian Ocampo o Théo Bongonda.
Hubo un tiempo en el que en el submarino amarillo se primaba el trabajo y el esfuerzo por delante de la calidad, y aunque aquel método trajo éxitos, y muchos, en este Cádiz de Sergio González el jugón siempre debe estar en el campo.
Sin ir más lejos, parecía impensable que Álex Fernández pudiera jugar en el doble pivote, aunque bien es cierto que su mejor temporada de cadista fue en la mediapunta y sus peores partidos han sido en la sala de máquinas. Sin embargo, frente al Atlético de Madrid como frente al Getafe, el centrocampista de Alcalá de Henares ha rendido a un alto nivel en esa demarcación.
Misma situación ocurre en las bandas. No hace mucho era casi más importante que los extremos corrieran hacia atrás que hacia delante, era más valioso las ayudas al lateral que encarar al defensor rival. Brian Ocampo y Bongonda no son los jugadores con mayor recorrido defensivo, pero su calidad en ataque marca las diferencias. El uruguayo ha sido el mejor en los dos últimos partidos en casa, y el ex jugador de Racing Genk ya ha visto portería.
Este Cádiz no es un equipo virtuoso, que tire la línea de defensa a 35 metros de la portería de Conan Ledesma, ni va a llegar quince veces a la portería rival ni acabará los partidos con un 65% de posesión, pero en este equipo, los jugones al campo.
Juegan los jugones hasta en defensa. La llegada de Sergio González supuso un soplo de aire fresco para Chust, que pasó de ser el cuarto central a titular indiscutible, y otros como Haroyan apenas jugaron. Lo decía el propio Ledesma cuando se produjo el cambio de entrenador, antes tenía que despejar y mandar el balón lo más lejos posible, y ahora el arquero debe buscar un pase que rompa la primera línea de presión.
Dos estilos, los dos lograron dos permanencias, pero en este Cádiz, los jugones al campo.