Comienza aclarando Yanis Senhadji en el primer capítulo de 'Made in Betis', el nuevo espacio de entrevistas a los canteranos que abandera el querido David Díaz, ex compañero en ESTADIO Deportivo, que su nombre es de origen griego y todos lo pronuncian mal, pues es agudo, con acento (que no tilde) en la última sílaba. Nacido en Barcelona hace 19 años y criado como hijo único en "un buen barrio" de Sant Feliu de Llobregat, el hispano-argelino se vanagloria de conservar a sus amigos de siempre. Comenzó a jugar al fútbol, como todos, en el patio del colegio, aprovechando el estirón que dio un año clave, porque "era muy pequeñajo". Su famosa celebración con los brazos cruzados sobre el pecho nació tras un golazo con el Sant Andreu delante de toda su pandilla, un zurdazo de vaselina que ya tenía dedicatoria prevista por un vistazo a las redes sociales y que, desde entonces, mantiene como verdiblanco.
Tiene "un recuerdo un poco borroso" del día en que el Real Betis se interesó por él, pero sí desvela que "lo tenía casi hecho por otro equipo de Primera división" justo cuando su agente les llamó con la propuesta verdiblanca. "Hablé con mi padre y lo paramos todo para venir", añade el artillero. "Firmamos y fue una locura. No podía creerme esas fotos con Miguel Calzado de la mano, el escudo detrás... Vine aquí porque éste es un club que apuesta por la cantera. Y Manuel Pellegrini es mucho de los suyos, pero, desde que estoy aquí, he visto debutar mucha gente", reconoce el catalán, que lo pasó mal en su primera temporada aquí: "Fue duro, porque no marqué hasta la jornada 11. Hice golitos, aunque no muchos. Y el que diga que un delantero puede ser feliz sin marcar se está engañando a sí mismo. En diciembre, justo antes de irme a casa de vacaciones, me hicieron una ecografía y tenía una rotura fibrilar de casi 20 centímetros. Me tocó estar cuatro o cinco meses parado".
Su recuperación se complicó, hasta el punto de que estuvo a punto de quedarse "cojo para toda la vida", lo que le hizo volver con muchas ganas y marcar nueve goles en cuatro partidos. "El segundo año fue una etapa muy diferente para mí, sobre todo a nivel físico, porque era División de Honor Juvenil y competíamos contra gente un año mayor", dice un Yanis "muy exigente" consigo mismo y que lleva el pelo largo en homenaje a su madre. No sabe cómo expresar con palabras lo que siente al utilizar la nueva Ciudad Deportiva Rafael Gordillo, con unas dotaciones que no tienen "nada que ver" con de dónde venían. Todavía recuerda los cinco goles que anotó en el estreno oficial de ese recinto en Dos Hermanas, con las gradas llenas un día entre semana: "No sé qué comí o cómo me levanté ese día, pero metí todo y me salió así".
Por último, la referencia del Betis Deportivo recuerda las semanas previas a su renovación hasta 2028 como "un periodo largo y complicado", aunque, "por suerte, todo terminó bien". Eso sí, "no estaba acostumbrado" a tanta atención mediática, por lo que, cuando firmó, se relajó y desconectó unos días. Recuerda su primera vez en la grada del Benito Villamarín, lo que sintió al escuchar el himno entonado por 50.000 personas: "No tenía ningún tipo de sentido". Ahora, le queda estrenarse pero en el césped: "Lo he soñado mil veces. Estar ahí, meter un gol y poder celebrarlo en Gol Sur o Gol Norte; da igual, porque la gente se volvería loca conmigo y yo con ellos. Poder cumplir mi sueño aquí no es lo mismo que hacerlo en otro club". Y la explicación, preñada de naturalidad, la que desprende Yanis Senhadji tras menos de tres años en la casa, no necesita demasiadas palabras: "El Betis es mi casa".