Se vuelcan con el joven que murió en el derrumbe del Polígono Aeropuerto: "Otro bético en el cuarto anillo"

Un terrible accidente, según las primeras hipótesis, acabó este lunes con la vida de Jesús, un joven operario de tan sólo 28 años de edad. El techo de una nave en reformas de la calle Artesa del Polígono Aeropuerto, en la capital hispalense, se vino abajo repentinamente, sin crujidos ni avisos de ningún tipo (según explicaron los testigos a las fuerzas de seguridad), sepultando bajo la estructura metálica que se resquebrajó al desafortunado trabajador, que manejaba una carretilla elevadora. La unidad canina de la Policía Nacional determinó que no había más víctimas entre los escombros, afortunadamente, si bien eran varios los que se encontraban participando de las labores de adecentamiento y remodelación del recinto. Jesús murió en el acto y los médicos sólo pudieron certificar su fallecimiento.

Estos días se investigan los hechos, desvelando la Cadena Ser que la empresa responsable, Wuyifan, carecía de declaración responsable y de licencia de obras, por lo que se enfrenta a unas posibles reclamaciones millonarias de indemnización, así como a otras consecuencias penales. Sea como fuere, nadie podrá ya reparar el daño a la familia del gran damnificado, residente en Dos Hermanas y padre de un niño de corta edad. Y, además, bético y asiduo al Gol Sur del Estadio Benito Villamarín, donde sus compañeros de fatigas le recordaron a través de las redes sociales, amén de prometerle un minuto de silencio, para el que esperan la connivencia del Real Betis, en los prolegómenos del encuentro liguero del próximo domingo (16:15 horas) ante el Atlético de Madrid, el más inmediato en el feudo heliopolitano.

La publicación de un post en Twitter desató una riada de comentarios de condolencia de simpatizantes, rivales y simples aficionados que mostraron su pesar y recordaron a Jesús, "otro bético animando desde el cuarto anillo". El nazareno es la víctima número 19 por accidente laboral en Sevilla en lo que va de 2022, una lacra que no termina de erradicarse. Este operario de una empresa de demolición ha vuelto a despertar las críticas de los sindicatos, que denuncian la muerte cada dos semanas de un trabajador en el desempeño de sus funciones a la par que exigen que no se escatimen gastos a la hora de realizar labores de prevención y de formación a los propios profesionales. Igualmente, se demanda el incremento de inspectores e inspectoras de trabajo, reduciendo un ratio actual de uno cada 30.000 operarios, a todas luces insuficiente para evitar desgracias.