Álvaro Palomo3 min lecturaEl último adiós a Manuel Ruiz de Lopera, fallecido el Domingo de Ramos a los 79 años, ha unido a Betis y Sevilla y ha resultado de lo más emotivo como reflejo del cariño que le guarda el beticismo al expresidente por su gran labor realizada en los momentos más extremos del club.
Así, en la mañana de este Lunes Santo tuvo lugar el responso por Manuel Ruiz de Lopera en el Tanatario de la SE-30, hasta donde se desplazaron los máximos responsables de los clubes sevillanos. En representación del Betis, que acudieron en masa durante el día anterior, estuvieron el presidente, Ángel Haro, y Joaquín Sánchez, mientras que en el bando nervionense se desplazaron el máximo mandatario, José María del Nido Carrasco, y el vicepesidente, José Castro, que no estuvieron presentes el día anterior, que contó con la presencia de José María del Nido Benavente.
Los momentos más entrañables y emotivos se vivieron cuando el coche fúnebre llegó al Cementerio de San Fernando, en la capital hispalense, pues un nutrido grupo de béticos le esperaba con banderas y bufandas del Betis para homenajear a Lopera. Además, le entregaron un ramo de flores y le dieron el pésame a su sobrino Javier Páez y a sus familiares. Lágrimas en los ojos en un tributo muy sentido que agradecieron profundamente sus allegados, que sintieron todo el cariño del beticismo.
Además, el ataúd se rodeó con camisetas verdiblancas, entre ellas una que llevaba grabado Lopera'92 en honor de lo que el empresario de El Fontanal hizo por el Betis cuando estaba al borde de la desaparición.
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A continuación se vivió un momento de vellos de punta, cuando varios béticos, los más veteranos de Supporters, cogieron a peso el ataúd para desplazarlo mientras coreaban el nombre de 'Don Manué' para acto seguido entonar el himno del Betis a capela mientras lo cargaban en sus hombros. Un gesto que emocionó a los presentes y recuerda que Manuel Ruiz de Lopera caló muy hondo en la afición heliopolitana.
Una despedida multitudinaria donde no faltaron exjugadores del Betis como Benjamín Zarandona y que, a pesar de la lluvia, fue como habría querido Lopera, con el Betis por encima de todas las cosas.
Tal y como dejó como su última voluntad, Manuel Ruiz de Lopera ha sido incinerado en el crematorio del cementerio y sus restos mortales reposarán en el columbario de la Basílica de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder, reflejo de su ferviente devoción por el Señor de San Lorenzo y de Sevilla.
