El Real Betis completa este miércoles su primera semana de trabajo en el 'stage' de Seefeld, un retiro austríaco donde los hombres de Manuel Pellegrini huyen de los estragos del verano hispalense. Con menos de la mitad de temperatura (entre 13 y 18 grados este miércoles, por el rango 20-38º de Sevilla), la localidad del Tirol luce esta semana cielos mayormente nublados, con amenaza de lluvia, incluso, para el viernes, víspera del primer amistoso de pretemporada (el sábado a las 14:00 horas frente al Austria Salzburgo), que servirá de despedida a la concentración centroeuropea antes de emprender el viaje de vuelta a Andalucía para partir luego desde allí a Estados Unidos, la Costa del Sol (Marbella, para más señas) y Leverkusen como preámbulo al arranque de LaLiga, siempre con paradas para 'repostar' y descansar en la provincia sevillana.
Este 17-J, la jornada tuvo dos partes bien distintas. Y es que los profesionales béticos gozaron de una mañana de descanso que la mayoría aprovechó para hacer turismo en la cercana Innsbruck, a unos 17 kilómetros al suroeste de su campamento base. La capital del tercer estado federado del país en extensión y quinto en población recibió a los jugadores con su amplia oferta cultural, como parte que fue de la Casa de Habsburgo. A orillas del Eno, con su universidad, sus palacios e iglesias, y su arco del triunfo, la localidad, famoso por acoger los juegos invernales, fue la antesala de la vuelta al trabajo de la primera plantilla verdiblanca por la tarde en las completas instalaciones del Seefeld Sports Arena, que han dejado muy satisfechos al cuerpo técnico y el resto del 'staff' en un momento del estío muy importante para definir el fondo físico del vestuario.
Pero la visita a Innsbruck dejó un detalle que no por repetido sorprende menos en la expedición heliopolitana. Sobre todo los menos habituales sonrieron al comprobar que aquello tan repetido en el benito Villamarín de béticos del universo, que pondría de moda el recordado 'speaker' Manolo Melado, no es una expresión hecha. En una ventana cualquiera de un edificio cercano a la parada del autobús que llevó a jugadores y otros empleados a la vecina ciudad austríaca se veía una composición con el escudo y los colores de la entidad andaluza junto al lema 'Viva el Betis manque pierda', auténtico 'leitmotiv' histórico del club de las trece barras. Los más 'viejos' del lugar, simplemente, constataron que sigue siendo cierto lo de que no hay un rincón de Europa o el Mundo sin aficionados béticos. Seguramente, durante el 'bolo' sabatino podrán comprobarlo 'in situ'.