Fernando Mateos4 min lecturaEl Real Betis se medirá a un viejo conocido en la segunda eliminatoria de la Copa del Rey. Los verdiblancos visitarán el primer fin de semana de enero el Estadio Narcís Sala, con capacidad para más de 6.000 espectadores espectadores y césped artificial, para medirse al Sant Andreu, que marcha décimo clasificado en el Grupo 3 de Segunda RFEF, con un balance de 5 victorias, 3 empates y 4 derrotas en 12 jornadas disputadas.
Será, sin duda, una cita histórica en el antiguo municipio de San Andrés de Palomar, hoy día convertido en un barrio de Barcelona, donde existe una nutrida colonia verdiblanca. "Es un histórico de España y queríamos lo más grande para que la afición lo pueda disfrutar. Son de los que más peñas tienen en todo el país y seguro que también vendrán muchos béticos", ha asegurado al respecto su técnico, Xavi Molist, en btv Sports.
Pero no será la primera vez que ambos equipos se ven las caras. Ya lo hicieron en los dieciseisavos de final esta misma competición en la campaña 72/73. Los dos partidos de aquella eliminatoria terminaron con victoria por la mínima del equipo local: con un gol de Silvestre para el entonces denominado San Andrés en Barcelona y con un tanto del bético Nebot en el Benito Villamarín. La preceptiva prórroga de 30 minutos no sonrió a ninguno de los contendientes y el pase se decidió en una tanda de penaltis por 3-2 para los locales, cuyo héroe fue el portero Manuel Campos, que detuvo tres lanzamientos.
Pero también existen otros precedentes en Segunda división, donde ambos coincidieron a comienzos de los setenta. Así, en la 69/70, el cuadro heliopolitano venció por 0-1 en un duelo disputado en Sarriá, la antigua casa del Espanyol, igualando a cero en la segunda vuelta en la capital hispalense. En ella, volvieron a ganar los verdiblancos por 3-1 la temporada siguiente, tras otro empate sin goles en tierras catalanas. Pero lo curioso llegó unos años después, en la 73/74.
En aquella temporada se registraron sendas igualadas en el Villamarín (1-1) y en Palomar (0-0), en un choque que pasará a la historia después de que el Betis jugase con una camiseta blanca, como suele hacerlo su eterno vial, durante apenas cinco minutos, como ha recordado el propio Sant Andreu, con imágenes incluidas de aquel episodio, en sus medios oficiales. Todo se debió a un retraso en la llegada de las equipaciones verdiblancas, que fueron enviadas inicialmente a otra localidad, por lo que el club local le cedió a su rival unas camisetas blancas con su escudo en el pecho que los jugadores béticos se cambiaron en cuanto aparecieron las suyas.
Algo similar sucedió en 1994 en El Salto del Caballo. Sin embargo, esa vez Lopera se negó a que el Betis vistiese de blanco y fue el Toledo, que actuaba en su estadio, el que tuvo que cambiar sus colores habituales. El Sant Andreu, por tanto, si logró lo 'imposible' con el conjunto de Heliópoplis.