Betis
Sevilla
"Sánchez Martínez es malísimo. Juraría que Fekir no fue titular, entre otras cosas, porque ya lo ha echado dos veces este árbitro, la última en el derbi anterior en el Benito Villamarín (lo de Borja Iglesias y Gonzalo Montiel fueron incuestionables) y una más por el menosprecio que, para sorpresa de nadie, no vio en una acción idéntica de Busquets. El domingo, el murciano se equivoca en tres de las cuatro jugadas polémicas que hubo. Cuando no puedes mirar demasiado a los jugadores, se convirtió en el protagonista del partido con un arbitraje nefasto que condiciona y decide el resultado", opinaba este lunes en la tertulia de 'La Prórroga de ESTADIO Deportivo' el periodista Óscar Murillo, que debatía con sus compañeros Rafa Cala y José Antonio Rivero sobre lo más interesante de la jornada 33ª de LaLiga, con el Real Betis-Sevilla FC como cénit.
"Además, estuvo pésimamente auxiliado por Ortiz Arias desde el VAR, que no entra en lo que debía y sí en lo que no debía. Lo de Fornals creo que es lo más grave, porque ocurre a los 5-6 minutos y es roja directa. Atiendo a todos los matices (suele ser expulsión cuando la entrada va más arriba, en la tibia, pero le hace seguramente más daño al tobillo), pero, aunque se enfaden los béticos, también lo hicieron cuando echaron a Bellerín en Almería o perdonaron a Bruno Méndez con Ayoze por una entrada criminal. Ahí es donde tenía que haber entrado el VAR, porque es un fallo manifiesto. Ahí, el Betis sale beneficiado y Sánchez Martínez, como mal árbitro que es, no quiere condicionar el derbi tan pronto. Luego, casi todos coinciden en que el primer penalti no es, porque se está girando y la mano no ocupa un espacio antinatural, aunque ese criterio de manos se repite esta temporada. El problema es que otros no se pitan, como uno igual del Villarreal ante el Barça", añadía el redactor sevillano.
"En el gol anulado no hay discusión. Ahí acierta, porque hay fuera de juego claro de Ocampos, pero no entiendo por qué entra el VAR en el segundo penalti. Sánchez Martínez, que está más cerca, lo pita en el campo, porque el manotazo es evidente. Luego, Ortiz Arias le avisa de que sólo le roza. Se supone que no puedes avisar si el árbitro principal acierta en su criterio o apreciación. Porque lo de la intensidad no viene en ningún reglamento o protocolo. Hubo otras tres faltas iguales fuera del área que costaron amarillas a En-Nesyri y Suso, y una pitada pero no castigada a Sabaly. Es el único de los cuatro manotazos que, por ser en el área, no se sancionó. Sólo importa la intensidad para decretar la falta porque es en el área. Ése es el error del que se puede quejar el Betis. Aquí, como pasa con Madrid y Barça, los dos clubes hispalenses se sienten más perjudicados que los otros. Incluso, el lorquino duda al principio de todo si pitar el penalti o no, un detalle más de mal colegiado", terminaba Murillo.
En el análisis global, calificó el derbi de "soporífero, en la línea de los dos últimos años", porque "el que se supone que era superior no lo demuestra y el que se suponía inferior se crece", sobre todo al no haber ya "esa necesidad imperiosa de puntos" y la convicción de que, refiriéndose al Sevilla FC, "se va a quedar ahí en zona de nadie. Como bien decía Manu Fajardo en la previa, esos tres puntos, que habrían supuesto la cuarta victoria consecutiva" de los blanquirrojos, "no es que hubiesen salvado la temporada, pero sí habrían sido un golpe anímico muy importante". Y zanjó con una comparación curiosa: "Cuando hay empates en un duelo de rivalidad, es como cuando en las elecciones no hay uno que saca mayoría absoluta. Nadie gana, pero nadie pierda tampoco; cada uno saca la lectura que más le conviene. Uno dice 'en nuestro peor momento no nos ganan' y el otro 'sólo nos empatan contra nueve'. Son derbis en los que no pasa realmente nada".