A un derbi como el sevillano, #ElGranDerbi por méritos propios, sólo le hacía falta un colegiado como Sánchez Martínez (que está estudiando, como González Fuertes, un curso avanzado de Mateu Lahoz) para llegar a ebullición. Y conste que el murciano no tiene toda la culpa ni sería justo atribuirle que condicionó el marcador, porque se lo pusieron muy fácil, pero vio cómo adquirir protagonismo en un choque largo de revoluciones y no lo dudó. Empate (1-1), que no goleada clara como pronosticaron algunos con funestas intenciones, entre un Real Betis que se habría puesto tercero de haber ganado y un Sevilla FC que habría abandonado holgadamente la zona de descenso (no sólo por balance goleador, como ahora). Tablas que saben a mucho en La Palmera, tras quedarse con uno más, adelantarse, perdonar la sentencia ante Bono y pasar enseguida a defender con nueve un triunfo que se esfumó; y a poco en Eduardo Dato, donde pasaron de temer un descalabro a acariciar la remontada.
De inicio, intensidad pura y dura. No era para menos. Alguno que otro pasado de frenada, pillando matrículas y dejando su sello. Muchas interrupciones y más imprecisiones de las deseadas, en gran medida por el empeño común en llevar la iniciativa. Empezaron mandando los de Sampaoli, pero no se resignaba ni mucho menos el cuadro de Pellegrini, responsable de las dos primeras llegadas nítidas. Así, a los cinco minutos, Guido Rodríguez probó desde la frontal los reflejos de Bono, salvado a renglón seguido por la madera en una falta lateral que botó Fekir y remató contra su propia portería sin querer Rafa Mir. La presión local no era sólo alta, sino encarnizada. No hacían prisioneros los heliopolitanos, apurando el 'jueguen, jueguen' tan típico de Sánchez Martínez hasta que desempolva la cartera de amonestaciones. De todas formas, también apretaban los foráneos, que a punto estuvieron de aprovechar una indecisión de Pezzella, aunque Edgar corrigió ese error sin que pasara a mayores.
El ritmo era vertiginoso, agobiante, incluso, para el espectador parcial o neutral. La igualdad era patente, si bien, de momento, el peligro de verdad era ex exclusiva bético. En el 18, una galopada por la izquierda de Canales termina en un servicio al área, donde se entretienen a la postre Borja Iglesias y Fekir. El campeón del Mundo sólo pudo resolver con un disparo al lateral de la red con su pierna mala. Mucho más cerca estuvo la gran sorpresa en el once verdiblanco, Aitor Ruibal, que la mandó a las nubes (tuvo cierta culpa Montiel, que se cruzó 'in extremis' para molestarle) tras una acción primorosa al primer toque en la que el cántabro habilita de espuela al 'Panda', que ve bien la llegada desde atrás del de Sallent. En el mismo ecuador de esta fase, el catalán devolvió el gesto al gallego, ahora estorbado por Gudelj antes de que pudiera apuntillar.
Antes de la media hora, se invertirían los términos, siendo Pezzella la incómoda pareja de baile de Rafa Mir a la hora de testar a Bravo, que atajó sin problemas. A simple vista, el Sevilla parecía más cómodo en su plan de tocar y tocar con paciencia, asumiendo menos riesgos en la salida que en Manchester, mientras que el Betis prefería ser vertical y directo en sus transiciones. De hecho, del más que posible 1-0 se pudo pasar perfectamente al 0-1. Y es que ni Gudelj ni Lamela supieron qué hacer en boca de gol tras una falta colgada por Acuña que la defensa local no logró achicar, mientras que Edgar volvía a salvar a su compañero en el eje de la zaga, cuyo despiste permitió a Mir regatear al cancerbero chileno y disparar a puerta casi vacía.
A siete del intermedio, con el derbi más parejo de lo podrían soñar en la víspera desde Nervión, Gonzalo Montiel se autoexpulsó con una entrada peligrosísima a Álex Moreno, con la plancha a la altura de la rodilla. El colegiado le mostró amarilla, pero, avisado desde la sala VOR, acudió a revisarla al monitor para cambiarla por una roja directa. Clarísima. Incontestable, por mucho que el ex carrilero de River Plate montase en cólera. Y, para colmo de males blanquirrojos, lo siguiente que ocurrió fue el 1-0, autogol del recambio elegido por Sampaoli, Jesús Navas, que tuvo el infortunio de que el despeje de Gudelj, tras una combinación entre Carvalho y Canales, le rebotase en el pie para superar por alto a un Bono que no se lo esperaba.
Con todo, pese a que ya pasaba del minuto 43, no estaba escrita ni mucho menos la historia del partido, ni siquiera la del primer tiempo. En pleno alargue, Fekir sacó a pasear el brazo como otras tantas veces para protegerse, golpeando al Papu en la cara. Con Sánchez Martínez ya con el bolsillo caliente, era una temeridad. De nuevo avisado por González González, el árbitro que echó al francés con dos amarillas seguidas ante el Barcelona en la 19/20 por desconsideración (pero que había perdonado un rato antes a Lenglet) volvió a mandar a la caseta al '8' de los verdiblancos y a restablecer la igualdad numérica, en cuanto a participantes al menos. Como todo se prolongó, hubo tiempo aún para un amago de Lamela y, sobre todo, para que Bono evitase con un paradón con el pie izquierdo que Borja aumentase la ventaja en el marcador en un mano a mano justo antes del intermedio.
El guion de la película se voltearía del todo nada más arrancar la reanudación, pese a que Álex Moreno volvió a estrellar pronto un uno contra uno en el pecho del portero norteafricano, porque el 'Panda' metió la pata, nunca mejor dicho, con una entrada con los tacos al gemelo de Joan Jordán que volvió a mudar de amarilla a roja, de tal manera que se quedaban nueve (el Betis) contra diez (el Sevilla), con 1-0, pero con los de Sampaoli desatados en pos del empate. Lo tuvo Lamela, pero Edgar volvió a ser fundamental al meter la pierna a bocajarro, tras pase de la muerte del Papu. El timón, por pura lógica y rabia, cambiada de bando, por lo que los entrenadores trataron de acentuarlo o frenarlo, según quién, con los cambios. El 'Coco', entrando desde la derecha, ajustó en exceso su zurdazo al borde del cuarto de hora, perdiéndose el disparo muy cerca del poste.
El correcalles era inevitable, con los de Pellegrini replegados en busca de alguna contra salvadora (Luiz Henrique, Álex y Canales, frenado en una falta de naranja del Papu, las esbozaron) y los nervionenses volcados, aunque imprecisos. Edgar se erigió por enésima vez en héroe al interponerse en el centro-chut desde la línea de fondo de Rakitic y en un centro que En-Nesyri se apresuraba a cabecear a bocajarro. Pero nada pudo hacer ante el derechazo de Gudelj desde su casa, calcando el 0-1 en Palma de Mallorca, que se coló muy cerca del travesaño. Llegaba la igualada a un derbi con todos los ingredientes habidos y por haber. Incluso, con el tiempo casi cumplido, el serbio trató de repetir hazaña con una volea que escupiría el larguero y, ya con el 95 a la vuelta de la esquina, vio cómo Bravo despejaba espectacularmente su lanzamiento a quemarropa para que el reparto de puntos fuera una realidad definitiva.
FICHA TÉCNICA.-
Real Betis: Bravo; Sabaly, Pezzella, Edgar, Álex Moreno; Guido Rodríguez, William Carvalho (Luiz Henrique 58'); Canales (Willian José 92'), Fekir, Aitor Ruibal (Guardado 58'); y Borja Iglesias.
Sevilla FC: Bono; Montiel, Gudelj, Rekik, Acuña (Alex Telles 46'); Joan Jordán (Dolberg 77'), Rakitic; Rafa Mir (Jesús Navas 43'), Óliver Torres (En-Nesyri 50'); Papu Gómez; y Lamela.
Árbitro: Sánchez Martínez (murciano). Roja directa tanto al nervionense Montiel (38') como a los heliopolitanos Fekir (45+3'), Borja Iglesias (49') y Toni Doblas (entrenador de porteros, 71'). Amarillas a los locales William Carvalho, Luiz Henrique, Álex Moreno y Bravo, así como a los visitantes Acuña, Lamela, Papu Gómez, Gudelj, Alex Telles y Jorge Sampaoli (entrenador).
Goles: 1-0 (43') Jesús Navas, en propia puerta; 1-1 (82') Gudelj.
Incidencias: Encuentro correspondiente a la jornada 13ª de LaLiga, #ElGranDerbi, disputado en el Estadio Benito Villamarín de Sevilla ante 54.034 espectadores, con unos 600 aficionados sevillistas presentes.